De la lista de descartes a ser titularísimo. De estar cedido en Segunda a ganarse toda la confianza en Primera. Seoane ha atrapado con ambas manos la oportunidad que le ha brindado su jefe. Su presentación en el once ha pasado de causar cierta sorpresa a instaurarse como contundente certeza para todos los críticos. Su despliegue kilométrico, su acertado toque, su complemento creativo con Mosquera, su presencia en el área rival y su trabajo más sucio han convencido a su entrenador y vencido las suspicacias que lo colocaban fuera de Mestalla.

Seoane ya no saldrá del Huesca como el pasado mes de diciembre cuando tuvo que mudarse a Lugo (doce partidos tras cuatro con los altoaragoneses). No habrá que fichar a ningún medio más como estaba previsto. Estaba en la casa. Su despliegue de noventa minutos en Valencia fue refrendado con un notable encuentro ante el Atlético. Otra vez completo. La brillantez de su juego quedó plasmada en el dominio del balón en la primera parte y se restauró como tapón defensivo en el acoso sin derribo de la segunda parte.

En pretemporada contaba con pocas posibilidades, se esperaba un nuevo préstamo a Segunda para curtirse. Ahora este chico del barrio de Aluche, donde empezó a jugar con seis años, es la pareja ideal para Mosquera, como él, fino medio criado en La Fábrica del Madrid. Algo más ofensivo que su compañero, en estos dos partidos ha lanzado cinco remates a portería, teniendo un clarísimo cabezazo que atajó Oblak y una volea cazada por Doménech en Mestalla. 66 pases completados con acierto en estas dos últimas jornadas describen su habilidad para enhebrar el juego ofensivo, siendo un encaje entre la línea de creación y la de definición.

El regreso de Mikel Rico no le apartó al banquillo y Míchel decidió recuperar el triple pivote para engarzarlo en el once ante el Atlético. Su continuidad parece ampliarse este sábado en Elche, un encuentro directo por la permanencia. Este paso al frente se impone a Eugeni, titular en la derrota ante el Cádiz, o Nwakali, jugadores de otras características que disputan una plaza en la medular.

Con solo 23 años tiene un futuro envidiable por delante, el mismo que se presagiaba cuando combinaba los partidos con el Castilla en Segunda B con las convocatorias con el Real Madrid de Zidane. En su presentación con el Huesca se definió como un «jugador de equipo» y solo prometió «trabajo». No está defraudando con sus palabras.