Dicen que uno de los últimos mensajes que ha visto Marc Márquez, heptacampeón y líder del Mundial de MotoGP con 63 puntos de ventaja (más de dos victorias) sobre Dovizioso, es el que reza «el éxito de la vida no está en vencer siempre, sino en no rendirse nunca». Y eso es lo que ha convertido al muchacho de Cervera en un piloto perseverante, constante y peleón.

Desde que empezó a correr, desde que empezó a ganar, Márquez ha ganado en todos los circuitos que han integrado el calendario del Mundial menos en el trazado de Spielberg (Austria), donde este fin de semana se corre por cuarta vez consecutiva. «Ser este el único circuito que se me resiste es, sin duda, una motivación extra, añadida, pero sin perder de vista que la motivación única, fundamental, es la de ganar el título y nada, absolutamente nada, puede despistarme de esa meta», indicó ayer Márquez.

«Dicho eso, añadiré que estoy aquí para ganar», sentenció. Todos saben, porque así se destacó hace algunos días, que Márquez estableció, cuando ganó por décima vez consecutiva en Sachsenring, un nuevo récord, superando las nueve victorias seguidas de Giacomo Agostini, en Imatra (Finlandia).