Desde el lunes está en Madrid con la firme intención de convertirse en uno más de los cerca de 6.000 tifosi que se esperan para el choque de esta noche (1.000 sin entrada) en un estadio que no le trae buenos recuerdos. En el Bernabéu, el 16 de septiembre de 1987, jugó con el Nápoles ante unos 200 espectadores por la sanción de la UEFA y Diego Armando Maradona cayó derrotado (2-0).

Apenas se ha dejado ver fuera del hotel donde se hospeda con su novia y un buen número de personas de seguridad. Cuando ha asomado, no ha dudado en dar rienda suelta a su mal carácter. Celoso de su intimidad y agarrado siempre a la polémica con un punto agresivo, El Pelusa no dudó en encararse con todo aquel que se le ha acercado.

El lunes por la noche tuvo un incidente con dos periodistas que le esperaban, después de cenar, en el hotel. Cuando le preguntaron por el choque ante el Madrid, uno de los periodistas se quejó de haber recibido un golpe de Maradona. «No, golpe, no. Si te llego a pegar, no te queda la nariz. Si te pego, te estropeo. Llevas una cámara. Haz tu trabajo. Yo tengo derecho a cenar con mi familia y tú no tienes habitación aquí», le espetó a un periodista de La Sexta.

Menos mal que solo le preguntó por el encuentro de este miércoles. No se sabe qué hubiera pasado de haberle recordado al astro argentino el partido de 1987 en la ronda preliminar de la Copa de Europa cuando apenas dejó destellos de su inagotable clase. No solo perdió el encuentro, sino que Chendo, actual delegado del Madrid, se atrevió a tirarle un caño. El balón no salió bien en la jugada del lateral por lo que se entendió que la acción solo se quedó en un intento.

El duelo se disputó a puerta cerrada por los dos encuentros de sanción con que la UEFA castigó al Madrid por los incidentes frente al Bayern Múnich, en los que una bengala alcanzó al colegiado. Un partido debió jugarlo a 300 kilómetros y otro a puerta cerrada. El Nápoles perdió la ida en el feudo blanco y no pasó del empate en la vuelta, con lo que el Madrid pasó a octavos. De todo eso se acuerda El Pelusa, que está alojado en el mismo hotel que el equipo de Maurizio Sarri. El argentino estuvo en la cena oficial del partido.

«Vengaremos a Maradona», gritaban los tifosi que despidieron al equipo italiano antes de partir a Madrid. Antes de que montase en cólera, Maradona sí respondió tirando balones fuera cuando se le pidió un resultado para el encuentro. «Si fuese adivino, no habría sido jugador», apuntó Diego.

Además del Nápoles, Maradona jugó en el Barça y el Sevilla. De cinco encuentros que disputó en el coliseo de La Castellana solo ganó uno. Lo hizo con el Barcelona en la temporada 1982-1983 (0-2). Con el Nápoles ganó dos Ligas, una UEFA, una Copa y una Supercopa. Y marcó 115 goles entre 1984 y 1991, lo que le convirtió en el máximo goleador de la historia del club. Un récord que amenaza el eslovaco Hamsik, con 111 goles en 9 temporadas. Ahora vuelve al Bernabéu, donde le recibirá su amigo Florentino Pérez.