Ni las denuncias por pagar en negro a sus trabajadores, ni la imputación por el caso Bakia pudieron con la influencia de Arturo Fernández entre los empresarios de Madrid que ayer le revalidaron para otro mandato de cuatro años como presidente de la patronal CEIM. Con una participación sin precedentes, cercana al 90%, Fernández consiguió el 62,5% de los votos frente al 35% de su oponente Hilario Alfaro. El 2% de los 1.097 empresarios que votaron lo hicieron en blanco.

Era la primera vez que a la presidencia de CEIM se presentaban dos candidatos. Hilario Alfaro, de 57 años, presidente de la asociación empresarial del comercio (COCEM) lanzó a primeros de año el reto a Fernández, de 69 años, convencido de que podría poner fin a la forma de gestionar la patronal que se remonta a los tiempos de Gerardo Díaz Ferrán, a quien el reelegido presidente sustituyó en el 2007.

La amistad de Fernández con los políticos del PP, especialmente con Esperanza Aguirre, y sobre todo la reciente detención de Alberto Tezanos, uno de sus hombres de confianza, por un supuesto caso de corrupción con el dinero de los cursos de formación, hicieron a Alfaro albergar esperanzas sobre la posibilidad del relevo. Pero, sin embargo, no ha sido así.

Fernández, una persona "excepcional", de una "inteligencia natural que va por delante de los demás", en palabras de Juan Rosell, presidente de CEOE, movilizó a todo el que pudo y más para afrontar otros, probablemente los últimos, cuatro años al frente de la CEIM.