Los empleados y clientes del Barclays tuvieron ayer la sospecha de que el banco se ríe de ellos. La dirección de la entidad anunció 12.000 nuevos despidos. Al mismo tiempo admitió haber aumentado en un 10% las primas a sus directivos, distribuyendo en bonificaciones un total de 2.800 millones el pasado año.

A la vista de la recompensa cabía esperar unos resultados espectaculares, pero no es el caso. Barclays confirmó un descenso de beneficios netos del 48%, según el mecanismo contable ajustado, por un equivalente a 2.874 millones de libras. El anunció provocó una caída de las acciones en la bolsa.

"¿Qué había que premiar exactamente?" Le preguntaron en la BBC al consejero delegado del banco, Antnoy Jenkis, que tuvo que enfrentarse a un torrente de críticas. "Nosotros empleamos a gente de Singapur a San Francisco", respondió. "Competimos por talentos en los mercados mundiales. Si queremos actuar en el interés de nuestros accionistas, debemos asegurarnos de que tenemos a los mejores en el seno del grupo". Pero los accionistas tampoco debían estar muy contentos.

Roger Barker del Instituto de Directores (asociación de altos ejecutivos), condenó el que el total del dinero de los bonos fuera, "tres veces mayor que el de los dividendos distribuidos a los accionistas" y por tanto, "hay que hacerse la pregunta: ¿Para quién trabaja esta institución?".

Jenkis, que ha renunciado personalmente a su prima, se puso al frente del Barclays en el 2012, con el propósito de reformar en profundidad la identidad, envuelta en una serie bancarios, como la manipulación de la tasas de intercambio Libor, por la que fue multada con 349 millones de euros, o la venta abusiva de productos financieros. Parte de esa reforma fue un primer recorte de 1.800 puestos de trabajo en su rama de inversión y 1.900 en la banca minorista. Ahora hay otra supresión de 12.000 puestos más, de los 140.000 que tiene en total la entidad

El banco, que tuvo pérdidas en el 2012 de 748 millones, ganó 640 millones en 2013.