La nueva presidenta del Banco Santander, Ana Patricia Botín tiene enormes retos ante sí como máxima responsable de unos de los mayores grupos financieros del mundo y el mayor de la eurozona. Pocas horas después de suceder a su padre, fallecido el miércoles de un infarto a los 79 años, la nueva alta ejecutiva, primogénita de la saga de banqueros, debe consolidar a la entidad como una de las mayores del mundo. Aunque está implantado en 10 países tiene negocios en una cuarentena. En la actualidad ocupa el número 11 de la clasificación mundial, por detrás de Wells Fargo y JP Morgan, de EEUU; Industrial and Commercial Bank of China, China Construction Bank y HSBC; Bank of America y Citigroup, Agricultural Bank of China (ABC), Bank of China y Bank of Australia.

La nueva presidenta deberá superar el lunes que viene su primer test ante los accionistas, ya que encabezará la junta general extraordinaria que ya estaba convocada y que debe aprobar una ampliación de capital del 5,8% con la que el banco se hará con el 100% de Santander Brasil. Con ello, la entidad financiera persigue mejorar su beneficio por acción de esa filial.

Este país, del que el grupo obtiene una mayor porción de los beneficios totales, es uno de los retos de la alta ejecutiva y uno de los que tendrá que focalizar la apuesta por su crecimiento, si sigue las pautas marcadas por su padre. La economía de Brasil es la sexta del mundo y ha empezado a dar ciertas muestras de debilidad. Bajo el mandato de Emilio Botín, ese país fue clara apuesta estratégica. Santander Brasil es el tercer banco privado y el primer extranjero en ese país y cuenta con un total de 3.800 oficinas y puntos de atención bancaria, 17.800 cajeros automáticos y 27,3 millones de clientes. Esta filial es una de las principales responsables de que Latinoamérica represente un poco más de la mitad de los resultados del grupo.

Otro gran objetivo tendrá que ser el mercado del Reino Unido. Hasta acceder a la presidencia, era la máxima responsable de Santander UK. Durante su mandato ha logrado darle la vuelta a la filial en la que el principal objetivo ahora es mejorar la rentabilidad para sacarla a bolsa. En el 2012, bajo el mandato de Ana Patricia Botín, esa filial reforzó su balance y estabilidad, en términos de capital, riesgo de crédito, financiación y liquidez.

La salida a bolsa de esa sociedad se podría producir en un plazo de entre dos y tres años, según destacan los analistas. Tras adquirir en el Reino Unido entidades como Abbey o la red de Bradford & Bingley, el grupo Santander cuenta con 1.189 oficinas y 26.000 empleados en las que atiende a 26 millones de clientes en ese país. Es el tercer banco británico por depósitos comerciales e hipotecas. También EEUU estará entre las prioridades de la presidenta.

Otro gran objetivo es mejorar el negocio en España. En la actualidad tiene una cuota de mercado del 13%-15% y el objetivo es situarla en el 20% sin compras. Partidario de adquisiciones antes que de fusiones, Emilio Botín no compró ninguna entidad de las nacionalizadas en España. Intervino en pujas como la de NGC o Catalunya Banc, pero sin muchas ganas de ganar la subasta o al menos ofreciendo el precio que consideraba más adecuado a su estrategia de rentabilidad. Todo ello lo quieren compatibilizar con una mejora de la ratio de eficiencia tras la absorción de Banesto, que hoy por hoy está en el 46%. El banco está preparado además para abrir definitivamente el grifo del crédito para las pymes y familias después de años de sequía.