El pasado 28 de febrero la empresa Electrodomésticos Miró debía pagar seis millones de euros a los acreedores. Sin embargo, la situación de tesorería de la empresa estaba tan ajustada que si hacía frente a este pago no habría podido continuar su actividad, ni tampoco sufragar los costes de las indemnizaciones en caso de cierre. Conociendo esta situación, un grupo de directivos de la cadena prepararon una oferta de compra vinculante en el caso de que se presentase la solicitud de liquidación, como así hizo el propietario de la cadena, Francesc Miró, el pasado miércoles, ante el juzgado Mercantil número 1 de Barcelona, el que ha tramitado todo el proceso hasta ahora.

Según el abogado Carlos Noguera, esta oferta de los directivos tiene el respaldo de toda la plantilla de la cadena. Su principal aliciente es que se compromete a mantener todos los puestos de trabajo. La cadena de electrodomésticos tiene una red de 80 establecimientos y una plantilla que ronda el medio millar de empleados.

Cuando solicitó el concurso voluntario de acreedores, a medidos de mayo del 2011, la plantilla rondaba los 1.500 trabajadores en España y disponía de 139 tiendas. A finales del mismo año logró levantar el concurso, con una deuda de 280 millones, de los que más del 80% correspondía a acreedores ordinarios como bancos y proveedores. Desde entonces aplicó entre otras medidas de ajuste un ERE que afectó a medio millar de empleados.