Aunque la temperatura sea algo menor de lo habitual para esta época, la llegada del verano ya se deja sentir. No es agosto pero las calles comienzan a estar menos transitadas, la actividad empieza a languidecer y las canciones del verano inician su taladrante ataque contra los oídos. Y, por supuesto, los mercados se vuelven un poco locos e impredecibles. Con la llegada del estío, muchos inversores se retiran y el volumen de negociación disminuye, con lo que las bolsas se vuelven mucho más volátiles: con menos dinero de lo habitual se pueden provocar grandes y rápidas subidas y bajadas. La historia se repite todos los años. "La radio no da mejoría", cantaba Kiko Veneno en Hace calor, una gran canción veraniega, que no del verano.

Los expertos llevaban tiempo advirtiendo de que las bolsas habían subido demasiado y necesitaban una corrección. Por fin se ha producido, impulsada por un hecho excepcional: los problemas del banco portugués Espírito Santo, que han contagiado al sector financiero de la Europa periférica. Algunos expertos, empero, afirman que se ha producido una sobrerreacción y destacan que el Tesoro colocó su segunda subasta de bonos sindicados a la inflación el jueves, lo que vendría a probar que la percepción sobre la economía no ha empeorado. Habrá que ver cómo evoluciona. De momento el Ibex 35 ha caído un 4,27% en su peor semana en tres meses (0,05% de subida ayer), hasta 10.538,80 puntos, con la prima en 157 puntos básicos.