Luis Miguel Carrasco, exdirector general de CAI, ha señalado hoy que en enero de 2010 a su llegada a la entidad se encontró con más de setenta sociedades inmobiliarias y 3.000 millones de riesgo, y que tras una estrategia de desinversión a finales de este año quedarán sólo tres o cuatro.

Carrasco, quien fue director general de CAI entre 2010 y 2011 y consejero delegado de Caja3 hasta julio de 2013, ha agregado que, precisamente, la debilidad fundamental de esta entidad ha sido la concentración inmobiliaria, con cuotas del 37 por ciento en 2007 y del 34 por ciento en 2010.

Durante su intervención en la comisión de investigación sobre Caja Inmaculada creada en las Cortes de Aragón, durante dos horas y cuarto y tras la del presidente de la entidad, Juan Pemán, el ex director general ha precisado que entre 2000 y 2005 se produjo una expansión inmobiliaria y el balance creció pero también el crédito inmobiliario, una estrategia que persistió después de 2006.

En 2010, cuando Carrasco se hizo cargo de la dirección general, se encontró con más de setenta sociedades inmobiliarias y 3.000 millones de riesgo, que subió a casi cien sociedades al constituirse Caja3, ha informado.

Se inició una estrategia de desinversión, con la venta, liquidación y entierro de las sociedades, ha dicho, al tiempo que ha anunciado que el 31 de diciembre de este año estiman que sólo queden tres o cuatro.

En relación a esta concentración inmobiliaria de CAI, la segunda del sector, Carrasco ha informado que el Consejo de Administración no tenía suficiente información sobre lo que estaba sucediendo ni la estimación de pérdida esperada.

"La ignorancia era tal, que no se puede hacer responsable a nadie que no tenía esa información", ha afirmado, al tiempo que ha achacado los problemas a la "mala práctica" de un número determinado de personas, aunque ha agregado: "no estamos aquí enterrando a nadie".

Según Carrasco, han resuelto el problema y han llevado el barco a "buen puerto", de una entidad pequeña que era "modélica" en el año 2000, pero que se subió a la expansión inmobiliaria y excedió lo que sería razonable.

Pero a diferencia de otras entidades, esa concentración inmobiliaria era gestionada a nivel de dirección, mientras que el negocio minorista "rentable" estaba muy bien gestionado por sus trabajadores.

El exdirector general ha afirmado que no han peligrado los depósitos de sus clientes, cuya protección y salvaguarda era voluntad de CAI y después de Caja3, y que en Caja Inmaculada había dos cajas, la inmobiliaria, gestionada a nivel de dirección, y la de "toda la vida", que era "magníficamente" gestionada por su plantilla, lo que creaba tensiones internas.

Ha dicho que le ha tocado liderar dos fusiones, dos eres y la transformación -ya en Caja3- de tres entidades financieras en fundaciones y que es "muy duro" para un ejecutivo hacer un ajuste de estructura como consecuencia de "decisiones incorrectas" y en las que no ha tomado parte. "Es muy duro heredar eso", ha manifestado.

En este sentido, ha señalado que entiende que lo han resuelto todo lo bien que se podía resolver y que no han tocado el "bolsillo" del contribuyente.