Desde el ámbito empresarial, académico e incluso institucional se lleva tiempo advirtiendo de que la deuda con las administraciones públicas es una de las principales razones de mortandad de las empresas españolas, particularmente de las más pequeñas. El Gobierno ha tomado medidas para favorecer la reestructuración de la deuda privada de empresas viables mediante quitas y aplazamientos, pero el endeudamiento con la administración sigue sin cambios.

"La normativa de Hacienda y la Seguridad Social no se corresponde con la realidad que tenemos. Hay millones de créditos con ellos que jamás se van a cobrar por falta de flexibilidad. Además, no permiten que sobrevivan empresas que podrían hacerlo", criticaba ayer Valentí Pich, presidente del Consejo General de Economistas.

Según cifras que ha reunido la institución, la gran mayoría de los concursos de acreedores --la figura que sustituyó a la antigua suspensión de pagos-- se registran en micropymes, como es lógico en un país donde representan el 95% del tejido empresarial (frente a la media europea del 92%).

Las más afectadas

El 58,14% de los concursos que se produjeron el año pasado (5.194 sobre 8.934) los protagonizaron empresas de menos de 10 trabajadores, y el 67,94% de los que se registraron en el 2011 (4.015 de 5.910), firmas con un volumen de negocio inferior a dos millones de euros.

Las micropymes son, precisamente, las más expuestas a los acreedores públicos. En compañías en concurso con menos de cinco millones de pasivo, Hacienda y la Seguridad Social suponen el 20% de este, un porcentaje que va cayendo según la empresa es más grande. Y como muestra de su falta de flexibilidad, un dato: Hacienda solo ha aceptado 74 millones en quitas desde el 2006.

Ante esta situación, los economistas, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), creen que el Gobierno debería aceptar la reestructuración de estas deudas para salvar empresas. "No deberían tener límites las quitas. El criterio debe ser la viabilidad de las compañías y el mantenimiento del empleo", defendió Pich.