Un refrán de la antigua Roma aseguraba que hasta una paloma ciega puede encontrar de vez en cuando un guisante. El escritor alemán Friedrich Schiller lo utilizó en una obra y de ahí aparentemente pasó al inglés, con dos pequeños cambios: hasta un cerdo ciego puede encontrar una bellota de tanto en tanto. Su significado es polisémico: si uno intenta algo lo suficiente, aunque parezca imposible, podría acabar por lograr su objetivo; pero también puede utilizarse para afirmar que el hecho de que alguien tenga razón una vez no implica que siempre acierte.

Con ambos sentidos es útil para explicar lo sucedido en los mercados las últimas dos semanas. La pasada, los inversores parecían empeñados en repetir el habitual rally alcista de final de año, a pesar de los malos presagios económicos. Pero esta ha demostrado que por mucho que se empeñen, el panorama no es el ideal para una racha de subidas. El posible adelanto de las elecciones en Grecia y la hipotética victoria del partido Syriza ha sembrado de temores el escenario. Además, la caída del petróleo tiene ya el precio del barril a niveles de mediados del 2009, con el consiguiente descenso de las energéticas en bolsa y el hundimiento del rublo ruso a mínimos históricos por la dependencia exportadora del país.

El Ibex 35, así, cerró ayer su peor semana desde junio del 2012, con una caída del 6,9% (2,75% en la sesión) a 10.145 puntos. La prima de riesgo subió hasta los 124 puntos básicos.