El socio director de SMC, Consultores en Management, Juan Amat, animó a las empresas familiares de la comunidad a dar el salto que les permita pasar de ser compañías personalistas --en muchos casos-- a firmas más profesionalizadas. Durante su participación en las XXIV Jornadas Fiscales Aragonesas, que comenzaron ayer en Zaragoza, Amat --que ha sido titular de la Cátedra de Empresas Familiares del Instituto de Empresa-- subrayó la importancia de que este tipo de sociedades profesionalicen su equipo directivo.

El experto --cuya conferencia versó sobre la estrategia de la empresa familiar, tema que centra las jornadas fiscales en esta edición-- desgranó los principales retos que deben afrontar estas compañías. Entre ellos, destacó la competencia internacional, "que obliga a una renovación continua en la estrategia de los productos, a entrar en nuevos mercados y a una mayor eficiencia en los procesos y en los costes".

Amat también se refirió a las dificultades con las que se topan las empresas familiares cuando realizan el relevo generacional. "Este se tiene que hacer en unas condiciones que aseguren un liderazgo en la siguiente generación, ya sea familiar o con profesionales ajenos", señaló, al tiempo que incidía en la importancia de la preparación, la motivación y el compromiso de éstos.

En este sentido, añadió que las compañías cuentan con varios instrumentos. Así, planteó la posibilidad de elaborar una planificación estratégica, que cuente con un plan de sucesión y desarrollo, sin olvidar los aspectos fiscales, estratégicos, de negocio y organizativos. Otra de las medidas que propuso fue el diseño de un consejo de administración "que permita la reflexión sobre los temas más latentes, de aquellos que implican la relación familia-empresa, así como la eficiencia en la gestión interna y las decisiones estratégicas".

Para el especialista, las empresas han caminado en esta línea en los últimos diez años. En concreto, indicó que "las compañías grandes y medianas han dado un salto muy positivo" con la introducción de protocolos familiares, la creación de consejos de administración y la profesionalización de los equipos directivos, mientras que las pequeñas "han comenzado a adaptarse".

Amat recordó que, al cabo de 50 años, "sólo sobreviven entre el 3 y el 10% de las compañías familiares que se han creado" y "la principal trampa para éstas es no ser conscientes de las trampas que hay, como los problemas de sucesión, los conflictos familiares, la falta de planificación y la falta de diálogo", apuntó.

Asimismo, Amat destacó los "buenos nichos en tecnología e internacionalidad" de las empresas familiares aragonesas. Sin embargo, alertó sobre el menor espíritu emprendedor de los jóvenes de la comunidad respecto a la media del país. El experto señaló que si hay algún aspecto en el que hay que seguir trabajando "es en el apoyo a la juventud, para que sea más emprendedora y se ilusione en tener su compañía".