Casi 650 trabajadores de Ibercaja se han apuntado a la lista de bajas voluntarias que abrió el banco hace ahora un mes para reducir su plantilla en toda España en un 10%. Pero no todos podrán salir de la entidad, ya que el ERE pactado con la mayoría sindical (CCOO, ACI y Csica) solo contempla 500 extinciones voluntarias y 90 por cierres de oficinas.

Por tanto, a partir de ahora, Ibercaja tendrá que definir qué criterios quiere aplicar para evitar ese excedente de 150 bajas voluntarias, apuntó Miguel Ángel Villalba (CCOO) tras la reunión mantenida ayer entre los sindicatos y la dirección del banco.

Lo que está claro es que quienes tengan más de 57 años y quieran abandonar la entidad --con el 85% del salario neto-- podrán hacerlo. No ocurrirá lo mismo con los trabajadores de 55 y 56 años, así como con quienes tengan menos años. En principio, la entidad respetará los criterios de edad, por lo que saldrían primero los empleados mayores. Tras este, el factor organizativo será determinante para vetar las salidas.

CCOO planteó ayer a Ibercaja elaborar un estudio para analizar qué salidas generarían menos movilidad geográfica, de forma que se puedan conciliar los criterios organizativos con la reducida movilidad. El próximo viernes sindicatos y dirección mantendrán una nueva reunión para establecer los criterios definitivos. El límite para decidir qué bajas se aceptan o no concluye el 23 de julio.

Por lo pronto, en junio ya han dejado la entidad tres empleados y en julio lo harán 20 más. En cuanto al cierre de oficinas, el banco ya fijado 14, aunque el próximo miércoles o jueves el consejo de administración de Ibercaja decidirá más clausuras, aunque el ERE contempla el cierre de un máximo de 140 oficinas.

Las cifras definitivas de voluntarios para acogerse a las bajas voluntarias --el plazo concluía a lo largo del día de ayer-- se darán a conocer el próximo lunes.