Podemos marca una gran parte de la agenda a uno y otro lado del Ebro, digan lo que digan Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. Sin Pablo Iglesias y los suyos, el líder del PSOE nunca hubiera planteado, como lo ha hecho, volver a cambiar el artículo 135 de la Constitución, decidido en su día por Zapatero con el aplauso entusiasta de los populares. La primera gran prueba de Podemos puede llegar en las próximas elecciones autonómicas del 2015.

La eclosión de Podemos coincide con la desaparición de escraches y otras protestas, algunas conflictivas, frecuentes en toda España antes del verano. Nadie recuerda a Iglesias en un escrache, pero sí a personajes relevantes de la galaxia paralela o coincidente de Guanyem, con Ada Colau a la cabeza, y quizá haya mejores tarjetas de presentación si el objetivo es lograr votos de izquierda, pero más templados.

Para los responsables de Podemos, el gran error de Cayo Lara e IU fue negar puestos en las listas europeas a Iglesias y él y sus compañeros están convencidos de que su oportunidad es "ahora o nunca". Por eso han empezado a matizar algo su discurso, con el propósito de no perder ninguno de los votos que creen que tienen y ganar otros menos radicales.

El llamado Proyecto económico para la gente, elaborado por Vicenç Navarro y Juan Torres, dos economistas veteranos que hasta ahora no habían destacado en casi nada, además de irrealizable y de que llevaría a España al colapso, es un intento --aunque fallido-- de suavizar unos planes, no explicitados, pero que podrían asustar a esos nuevos votantes que quiere atraer o consolidar Podemos.

También resulta contradictorio con su mensaje anterior, porque ya no hay jubilación a los 65 años, ni renta universal para todos, ni impago de buenas a primeras de la deuda, pero eso parece no importarles. A pesar de todo, el populista esbozo económico del grupo de Pablo Iglesias ya influye e influirá, no tanto en IU como en el PSOE y, de forma indirecta, en ese PP de Rajoy al que, críticas aparte, sería casi calumnioso tildarlo de liberal y que todavía lo será menos.

Mas allá de los Pirineos, en donde Podemos despierta alguna curiosidad y donde lo colocan en el mismo saco que Beppe Grillo o Marie Le Pen, el Banco Central Europeo celebra el jueves su última reunión del año. Queda en el aire si tomará medidas para impulsar la economía europea. La mayoría de las apuestas indican que "no". Casi al mismo tiempo, la Comisión Europea, no lo dice expresamente, pero será más tolerante con los déficits en 2015, entre otras cosas porque afecta a Francia e Italia. No quieren más complicaciones y Alemania podría aceptarlo si no hay grandes alegrías. En Bruselas no hay podemitis aguda pero el populismo acabaría con la Unión Monetaria y entonces sí, el caos.