El mercado petrolífero sigue atrapado en la incertidumbre que catapulta el precio del crudo a niveles históricos y que, en esta ocasión, coincide con un pico en el consumo de combustible por la partida masiva de veraneantes. En la calle, el usuario de la gasolinera ya cree que "no sería extraño que volviéramos a las bicicletas o que acabáramos en guerra por el carburante".

Si el petróleo sube, la gasolina también, pero si el crudo baja, el precio del combustible no. Un misterio que nadie llega a comprender. Con perlas como "es coyuntural", "los precios los dicta el mercado", "la oferta y la demanda" o "hay que enfriar la economía", no se convence a los ciudadanos, quienes se quejan de que, al final, ellos son los afectados. Los propios empleados de las gasolineras también admiten no entenderlo: "Por ahora no ha habido ningún bajón en la clientela. Sólo el típico de agosto, aunque habrá que esperar. La gente se queja habitualmente, pero a los empleados nos pasa lo mismo ¡y no obtenemos comisión!".

Las manos de la oferta están atadas e incapaces de aliviar la situación. "Creo que no gano nada preocupándome. Estoy tan acostumbrado...", asegura un usuario, que manifiesta no asombrarse ya ante cada nueva subida.

Aunque muchos opinan que los combustibles se encarecen con la llegada del buen tiempo, en realidad, las operadoras españolas compran el crudo al precio cotizado unos tres meses antes del suministro, con lo que la repercusión para el consumidor llega tiempo después.

Cifras al margen, al parecer siempre hay una buena excusa o razón con base sustentable para que suba la gasolina, y nadie hace nada al respecto. Los taxistas lo tienen claro: "Por aquí no se nota tanto como en otras comunidades. Nuestra cooperativa nos suministra el carburante y, al comprarlo directamente, sale más barato, pero el futuro tiene mala pinta. Seguro que hay algo inventado y no interesa sacarlo. Como EEUU es el que manda...", dice un taxista zaragozano, al tiempo que asegura que, cuando suben las gasolinas, hay que abandonar otros gastos para poder hacer frenta a ese alza.

Y es que los más afectados son quienes necesitan el vehículo para trabajar. Habrá que prepararse para cuando el petróleo se acabe, pero de momento, este combustible parece no tener rival.