Yogures, galletas, potitos, ketchup, mermeladas, refrescos, comida para mascotas, cerveza, pasta de dientes, paracetamol o papel son alimentos y productos que están presentes en la vida diaria. Su valor energético, en algunos casos, el dulzor o la textura, en otros, procede de los almidones, glucosas y dextrosas que se extraen del maíz, un meticuloso proceso que se lleva a cabo desde hace 50 años en una planta situada en el corazón del Picarral. Nacida como Campo Ebro en 1964 para dar salida al cereal aragonés, la actual Syral Iberia es una de las industrias químicas más punteras del mundo que en Zaragoza emplea a 180 personas, que no deja de investigar e innovar para introducirse en nuevos sectores de mayor valor añadido y que este ejercicio prevé repetir los 143 millones de euros que facturó el año pasado.

El último ámbito en incorporarse a sus aplicaciones es el farmacéutico, donde las autoridades sanitarias ultiman la aprobación del uso de glucosa apirógena para tratamientos de hemodiálisis y sueros de alimentación por vía intravenosa. Esta diversificación ha supuesto una inversión cercana a los 30 millones de euros en unas nuevas instalaciones de 5.000 metros cuadrados en varios pisos donde ya se fabrica esta sustancia, de momento solo para la industria alimentaria. Además, Syral actúa como dinamizador del medio rural, ya que se nutre de la materia prima no transgénica cultivada por un millar de agricultores aragoneses, si bien el 60% de su consumo --cada día procesa un millón de kilos de maíz-- procede de Francia, de donde también es su matriz, la cooperativa Tereos.

El director general de Syral Iberia, Javier Pemán, mostró ayer la factoría a la presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, y al alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, a los que agradeció su apoyo, tanto institucional como económico. Sin embargo, también hubo tiempo para las críticas, dirigidas a la reforma del mercado eléctrico emprendida por el PP. "Que el precio de la electricidad sea el doble que en Francia resulta terrible y pone en riesgo muchas inversiones en las fábricas españolas", advirtió.

Durante el acto de celebración, Pemán no se olvidó de agradecer su compromiso a la plantilla de Syral y homenajeó con sentidas palabras a sus antecesores en el cargo: Alejandro Villarroya, fundador de Campo Ebro y "verdadero promotor de esta industria"; Antonio Marín, en cuya etapa se produjo la transición del sector químico al agrario, "con años de gran crecimiento"; y Javier Aísa, con el que la empresa "alcanzó su madurez, apostó por la seguridad laboral y se adaptó a las nuevas tecnologías para afrontar la globalización". Además, Pemán anunció, si concretar detalles, posibles inversiones en la planta de Zaragoza y varios proyectos en ciernes de I+D para el sector de la alimentación humana que espera que fructifiquen. Porque, aunque la actividad de Syral está detrás de casi todo, sigue teniendo mucho futuro por delante.