El intento de entrada de Sacyr en el BBVA es casi inédito en la historia empresarial española. Suele ser al revés: la banca ha controlado constructoras. De hecho, ninguna de las otras cuatro firmas que cotizan en el Ibex participa en bancos.

Sólo existe el precedente de los Albertos. A finales de los 80, desde Construcciones y Contratas, Alberto Cortina y Alberto Alcocer intentaron hacerse con el Banco Central, sin éxito. Posteriormente, entraron en el accionariado del Banco Zaragozano, del que tuvieron que salir el año pasado, tras ser condenados por el Tribunal Supremo por el caso Urbanor.

Las inversiones del mayor grupo del sector, ACS-Dragados, se centran en el sector industrial. Uno de los factores que contribuyó a la fusión entre ACS y Dragados, es que la primera pudo hacerse con el 23,5% que el SCH tenía de la segunda.

Ferrovial, del que la familia Del Pino tiene el 58% del capital, tampoco tiene ese tipo de participaciones. El caso de FCC es similar; la única sociedad cotizada en la que participa es su filial Cementos Portland Valderrivas.