Las dificultades históricas que atravesó Mildred hace un lustro y las vetustas instalaciones de Alvisa han sido los detonantes de la situación que se está viviendo en ambas empresas, en las que trabajan alrededor de 500 trabajadores. La primera de ellas, dedicada a la fabricación de bollería industrial sufrió hace cinco años una suspensión de pagos que todavía arrastra, aunque finalmente, en el año 2000 se alcanzó un acuerdo con los proveedores que ha hecho posible su continuidad hasta ahora. En estos momentos la empresa tiene planes de ampliación pero la suspensión de pagos todavía pesa y dificulta la cesión de terrenos, por parte del ayuntamiento.

Por otro lado, Alvisa, (tras ser adquirida por Prainsa) baraja como una de sus hipótesis el posible cierre y traslado de sus casi 130 trabajadores a las factorías de Monzón o Zuera. La causa está en que se trata de la fábrica más antigua del grupo en Aragón. Además, la proximidad de la planta de Monzón, donde la actividad productiva no difiere mucho a la que se realiza en Huesca (prefabricados), puede ser otro de los motivos que han desencadenado el problema. En estos momentos, la dirección está realizando estudios de viabilidad para poder determinar la continuidad de la factoría, aunque hasta el momento no se ha producido un pronunciamiento oficial.