El Santander perdió 8.771 millones de euros el año pasado, el peor resultado de su historia, como consecuencias de distintos impactos provocados por la pandemia del coronavirus. Los abultados números rojos se deben a varios factores extraordinarios que reflejan el deterioro de las perspectivas económicas: la devaluación en 10.100 millones de varios de sus fondos de comercio (que miden el valor de los activos intangibles, como la marca), la reducción en 2.500 millones de los derechos al menor pago futuro de impuestos (activos fiscales diferidos, que compensan pérdidas pasadas con beneficios futuros) y los 1.146 millones reservados para pagar la reducción de plantilla en España recientemente pactada con los sindicatos.

El mayor banco español ha destacado que, sin estos efectos, su beneficio ordinario hubiera sido de 5.081 millones de euros, con un retroceso del 38% provocado por las mayores provisiones que ha realizado para protegerse de las futuras pérdidas que le provocará la crisis del coronavirus cuando comience a aumentar la morosidad. "La vacuna es la política económica más importante para 2021. No podemos bajar la guardia, pero mi visión a medio plazo es de un optimismo realista. El éxito de la vacunación actuará como un fuerte catalizador de la recuperación económica", ha afirmado su presidenta, Ana Botín, en una nota.

El banco ha confirmado su intención de pagar 0,0275 euros por acción en efectivo con cargo al resultado ordinario del 2020 y "dado que esta es la cantidad máxima permitida" por el Banco Central Europeo (BCE) el pasado diciembre (el 15% del beneficio recurrente). También ha asegurado que tiene la intención de recuperar su política de distribuir entre el 40% y el 50% del beneficio ordinario en efectivo a sus accionistas "a medio plazo" y que está a la espera de que el BCE levante la recomendación de no pagar ningún adelanto con cargo al 2021, algo que en principio no hará hasta al menos septiembre.

Los ingresos básicos del grupo por los intereses del crédito y los depósitos cayeron un 9,3% el año pasado. El descenso de las comisiones (15%) solo se vio parcialmente compensado con la mayor aportación de las carteras de deuda y otras operaciones financieras (42,8%), con lo que la bajada de los ingresos totales del negocio se situó en el 10,1%. El descenso de los gastos fue más pronunciado (9,2%), lo que sumado al incremento de las dotaciones (31%) provocó una caída del 35% del resultado antes de impuestos e impactos extraordinarios.

El grupo ha aumentado en el ejercicio su nivel de capital del 11,65% al 11,89%, mientras que la morosidad ha bajado ligeramente del 3,32% al 3,21% y la cobertura (el peso de las provisiones sobre los activos de dudoso cobro) aumentó del 68% al 76%.