--¿Cree que a los ciudadanos, después de lo ocurrido en los últimos años, les quedan ganas de votar en estas elecciones?

--Comprendo ese sentimiento. Se ha pensado poco o nada en la gente. Pero hay que votar para que esto cambie. Y desde luego los dos grandes partidos no son capaces de hacerlo.

--¿Es posible ese cambio?

--PP y PSOE quieren transmitir que es muy complicado, pero son unos miles de votos. Nosotros queremos romper el bipartidismo. Los dos grandes están votando juntos en el 75% de las decisiones que se toman en Bruselas. No estamos muy lejos de romper esa mayoría y de obligarles a negociar las decisiones. Con un 5% más de participación sería suficiente para conseguirlo.

--¿Cómo se rompe la apatía y la desconfianza de la gente?

--Nosotros no hemos cambiado nuestros posicionamientos en campaña electoral. Decimos lo mismo. Siempre defendemos la salud pública, por ejemplo. Esta coherencia permite que la gente vaya confiando en ti y se vuelva a incorporar a la vida política. Es un proceso. Hay que trabajar y escuchar a la gente, que la escuchamos poco, también IU.

--En estas elecciones han surgido más partidos pequeños que nunca. ¿Es síntoma de algo?

--No lo sé. Pero es evidente que algo está bullendo. Es por necesidad, porque el día a día para la gente no es fácil. Pero ojalá se formase un gran frente de izquierdas con partidos y movimientos sociales para tratar de cambiar las cosas.

--En su caso sí que se logra aunar esas dos vertientes porque usted procede de los movimientos sociales, particularmente de los ecologistas.

--Exacto. La Izquierda Plural ya intenta eso. Yo no pertenezco a IU pero soy el primero en la lista por Aragón. Es un paso, pero hay que dar otros.

--¿Se siente depositario del malestar que existe en la calle por los recortes?

--De alguna manera sí. El momento es importante porque se está produciendo un proceso de privatización de todos los servicios. Incluso el sol y el agua están privatizando. Por eso he dado el paso. Si puedo aportar algo, perfecto. Aunque sea solo una gota.

--Sí porque en materia de agua, Europa también tiene mucho que decir.

--Sí, sobre todo la Directiva Marco del Agua. No es casual que el candidato del Partido Popular, Miguel Arias Cañete, y algún miembro más de su lista, sean claramente trasvasistas. Su objetivo es cambiar la directiva para poder hacer trasvases. Quieren convertir el agua en una mercancía más.

--¿Cómo se lleva a buen término el giro hacia lo social que ustedes proponen en Europa?

--El euro es lo único que nos une, la moneda. Pero Europa debe ser algo más, una unión social, de derechos, de trabajadores. Esto tiene que cambiar porque ahora todo se circunscribe a lo económico. Estamos cansados de oír hablar de la prima de riesgo o del Ibex 35. Los indicadores deberían ser el salario mínimo y el precio de la barra de pan. Tenemos que cambiar las prioridades. Esa es la Europa social, no la de los mercados.

--En infraestructuras, prefieren el Canfranc a la Travesía Central del Pirineo.

--Sí. Queremos infraestructuras que vertebren el territorio. Nuestra puerta con Europa es el Canfranc y debemos olvidarnos de la travesía central, que es un ejemplo más de esas obras monstruosas, fastuosas, que no sirven para nada. La TCP está sirviendo de excusa para no reabrir el Canfranc, que es ridículamente barato. Hay dinero de sobra para hacerlo. Lo importante es querer. Y en Francia también se está apostando por este paso. Como ciudadano es desesperanzador cómo se está mareando la perdiz con la travesía. Es solo palabrería, no se avanza en nada. Es una quimera.

--El sector primario sigue teniendo un peso muy importante en Aragón. ¿Hay que cambiar algo en la Política Agraria Común (PAC)?

--La PAC es fundamental. Este momento es clave porque se está negociando. Los últimos años lo que se ha hecho es apostar por las grandes empresas del agronegocio y las multinacionales y ponerle todas las trabas del mundo al pequeño productor. Y eso se nota porque están desapareciendo de nuestros campos. Hay que cambiar todo esto. Se tiene que potenciar al agricultor que vive en el territorio. El valle del Ebro es una paraíso agrario, pero es donde hay más campos transgénicos, somos el laboratorio de Europa.

--¿Si sale elegido volverá por Aragón o tendremos que esperar cinco años a tener noticias de usted?

--(Risas) Sí, sí... Me gusta mucho mi casa y mi tierra. Volveré todo lo posible.

--¿En primera, además?

--No, no... En una clase digna, que sea la más barata. A mí me gusta mucho la bicicleta.

--¿Qué le gustaría hacer para acercar las instituciones a la ciudadanía?

--Las instituciones europeas tienen que mejorar mucho en transparencia. Hay que dar una vuelta a todo.