Parece claro que en las elecciones europeas ha habido dos perdedores, PP y, especialmente, PSOE. Ambos han sufrido la desafección ciudadana de una manera dura e indubitable. No les sirve decir que han sido los primeros y los segundos. Bajar del 80% al 50% es un varapalo grave. Y aún queda recorrido por ver, porque, si no cambian su manera de interpretar la política, la bajada puede ser un descenso a los infiernos. Hay ejemplos de desaparición de grandes partidos muy cercanos en tiempo y espacio: el Partido Socialista italiano, el Partido Comunista francés, de alguna manera también el Partido Comunista italiano. El domingo bajaron el Partido Socialista francés y el español vertiginosamente. Por otro lado, parece un gran triunfo de partidos pequeños y/o emergentes: IU, UPyD, Ciudadanos y, especialmente, Podemos. Y así es si analizamos los datos en sí y de una manera absoluta. Sin embargo, toda elección lleva en sí una carga de espectáculo mediático y litúrgico. La política empieza a funcionar una vez desaparecida la liturgia mediática. Y vemos que en el Parlamento europeo va a haber una mayoría clara semejante a la que ya había anteriormente. El resto, incluidos los antieuropeos, meterán ruido pero acordarán poco.

Al llegar aquí hago dos preguntas-respuestas nada retóricas: 1) La gran coalición popular-socialista ¿seguirá haciendo en Europa la misma política que hasta ahora? 2) Si es que sí, el descenso a los infiernos de los dos mayoritarios está garantizado. Si es que no, el gran varapalo del domingo habrá surtido efecto y la política habrá vuelto a triunfar.

Esto sucederá en Europa. ¿Y en España? Algo parecido, aunque con matices, porque ni el PP español es homologable con la derecha europea (es peor), ni el PSOE español tiene una situación interna como la socialdemocracia/socialismo/laborismo europeos. De momento, el PSOE anuncia cambios radicales, mientras que el PP (Rajoy) dice que no hay nada que cambiar.

Remontando un tanto la vista, me viene a la mente un problema de tipo filosófico: ¿qué es más real, la apariencia o la realidad? Ontológicamente, la realidad; perceptivamente, la apariencia. La gente, sobre todo cuando vota, funciona por la percepción (que es su realidad subjetiva). Y, en España, yo he llegado a la conclusión de que la gente vota correctamente, o sea, que marca la tendencia del momento. ¿Qué nos ha dicho la gente en las elecciones europeas? Que sigue amando la política, pero otra política. La gente no tiene que concretar más. La gente marca la tendencia, y son los partidos, consecuentemente con los resultados, los que tienen que hacer política. A veces, parece que dos partidos --PP y PSOE-- van de la mano y la gente los castiga semejantemente, como si ambos gobernaran juntos. Pero esto es apariencia. La ontología (realidad objetiva) nos dice que son muy distintos, por historia y por ideología. Si la política se impone a la economía, volveremos a ver las diferencias entre los dos. Si la economía sigue mandando sobre la política, ambos partidos se asemejarán.

Dentro de un año (municipales y autonómicas) y dentro de año y medio (generales) habrá nuevas elecciones. ¿Se pueden extrapolar los resultados? Depende de lo que haga cada partido en este tiempo. Si todo sigue igual, puede suceder lo mismo pero más agudizado. Si la práctica política cambia (radicalmente) la situación puede cambiar. Rubalcaba ha dado un ejemplo: ha dimitido aún siendo la mejor cabeza política del PSOE. Los sondeos, las elecciones, la gente, no lo quiere. ¡Que los dioses iluminen a los socialistas! ¿Y en Aragón? Lambán, también la mejor cabeza del PSOE aragonés, va a tener problemas. Un partido es el líder y los acompañantes. Tendría que pensar seriamente en depurar a gran parte de ellos.También se le entiende todo a P.Iglesias (Podemos). No quiere tanto transformar la sociedad como barrer a PP y PSOE. No entiende mucho de política y se le nota mucha prisa por estar en el poder.