El emblemático circo Ringling echará para siempre su telón en mayo próximo tras 146 años de espectáculo trashumante, derrotado por las bajas ventas y, en especial, por la tenaz oposición de los activistas a favor de los derechos de los animales.

«Tras muchas deliberaciones, mi familia y yo hemos tomado la difícil decisión de que Ringling Bros. y Barnum & Bailey celebren sus últimas actuaciones en mayo de este año», señaló en un comunicado Kenneth Feld, director general de la compañía Feld Entertaiment, propietarios del circo desde 1967.

Con la caída de este gigante de las carpas se acentúa el declive en Estados Unidos de los espectáculos que entre sus protagonistas tienen a diversos mamíferos, lo que le ha merecido la incansable oposición de organizaciones defensoras de los animales.

Publicitado con el lema de ser El mayor espectáculo del mundo (bajo sus carpas se rodó la película del mismo título que protagonizó Charlton Heston) Ringling ha recorrido desde sus inicios, a mediados del siglo XIX, la geografía estadounidense en una característica caravana en la que cabían trapecistas, acróbatas, enanos y varios mamíferos, teniendo a elefantes y leones como platos fuertes.

En las últimas décadas, el circo estuvo en la mira de organizaciones defensoras de los animales como Personas a favor del Trato Ético a los Animales (PETA) o la Sociedad Humana de Estados Unidos, con algunos de los cuales mantuvo una larga batalla legal por acusaciones de maltrato que se cerró en 2014 con un acuerdo de más de 25 millones de dólares a favor de la compañía.

«Después de 36 años de protestas por parte de PETA, las cuales han mostrado al mundo la difícil situación que viven los animales en cautiverio, PETA elogia el final de lo que ha sido el espectáculo más triste de la Tierra para los animales silvestres», dijo su presidenta, Ingrid Newkirk.

Bien entrado el siglo XX, los circos compitieron con películas y videojuegos, a lo que se sumó la entrada en escena de las organizaciones que cuestionaban el uso de animales en espectáculos.

No ajeno a estos cambios, reflejado en una reducción de la venta de boletos, ese mismo año los propietarios del circo anunciaron que los elefantes ya no actuarían más en sus espectáculos y serían trasladados a su centro para la conservación de estos paquidermos.

La ausencia de estos mamíferos afectó la venta de entradas de este espectáculo, que da empleo a unas 500 personas, e hizo que «el circo sea un negocio insostenible para nuestra compañía», manifestó el director de Feld Entertaiment. La firma comercializa otros espectáculos como los de Monster Jam, Disney on Ice y Marvel Live.

Resta por saber que ocurrirá en mayo con el resto de animales cuando el circo acabe sus dos presentaciones en Rhode Island y Nueva York, y con ello, la caravana de los hermanos Ringling haga mutis del escenario.