ARTISTA Tav Falco & The Panther Burns

LOCAL Explosivo Club

FECHA viernes, 28 de febrero

ASISTENCIA 60 personas

Recordemos la gozosa advertencia de Honoré de Balzac de que hay perfecciones irritantes, y, de paso, su Tratado de la vida elegante, pues aserto y manual vienen al pelo para hablar de ese dandi de cabaret llamado oficialmente Gustavo Antonio, pero más conocido como Tav Falco, criado en Arkansas (ha borrado de su biografía cualquier rastro sobre la fecha de su nacimiento) y crecido artísticamente en Memphis.

Tav tiene el savoir faire de sala de cóctel de un Dean Martin, por ejemplo, y el brío de un pionero como Jerry Lee Lewis. Su propuesta, de cierto sabor post punk en la línea The Cramps, transita por ese territorio impreciso que separa al blues del primigenio rocanrol, aderezada con aires latinos y mediterráneos.

Tav es (siempre ha sido) una anomalía singular en el negocio del espectáculo, en el que se mueve en varios frentes: música, cine, performance... El viernes, en Explosivo, actuó ante un público lamentablemente escaso (¿qué fue de los tiempos en los que Zaragoza acogía con entusiasmo la heterodoxia artística?), pero mostró su oferta con el mismo interés que el que habría desplegado para un concierto ante un millar de espectadores. Trajo el pack completo: sus mejores galas (sombra de ojos incluida), unos músicos bien maqueados, cuidados instrumentos vintage e incluso una bailarina de tango (especialidad, el tango, no las bailarinas, en la que es un experto) con la que se marcó unos bien marcados pasos porteños. Grégoire Cat, le acompañó con la guitarra; Laurent Lanouzière, con el bajo; Raphaele Santoro, con los teclados, y la sin par Giovanna Piazzorno, con la batería (instrumento que a todas luces le viene grande), aunque también ejerce en ocasiones de danzante exótica.

Se marcó la banda una intro y a continuación, entre vítores, subió Falco al escenario para atacar una de las canciones con las que suele iniciar sus conciertos: Oh, How She Dances. Y a partir de aquí, un extenso repertorio con piezas como Bourgeois Blues, de Leadbelly; Sway, versión en inglés de Qué será, el mambo escrito por los mexicanos Pedro Beltrán y Luis Demetrio, que la gran Rosemary Clooney interpretó en 1959; Mona Lisa; Gentleman In Black; Brazil...

Ya advertí que una actuación de Tav Falco no es un modelo de ejecución impecable, pero a quién demonios le preocupa eso cuando el arrebato supera a la imperfección. Tav Falco, mitad crooner, mitad roquero; mitad ángel, mitad demonio, es un espléndido revulsivo en tiempos de desasosiego.

Una vez concluido el concierto, el artista se fotografió con quien se lo pidió y vendió sus canciones en discos que había tostado unas horas antes. Genio y figura.