Más de 15 años interviniendo espacios públicos y dándole color a los barrios de Zaragoza con murales e instalaciones artísticas le han valido al Festival Asalto el reconocimiento a Mejor Proyecto Cultural de Aragón, título que otorga el Observatorio de la Cultura de la Fundación Contemporánea, conformado por diferentes profesionales de España. Tras la edición del 2020, especialmente compleja por la pandemia, desde la organización ven con buenos ojos el resultado. «Es un reconocimiento también al trabajo que hay detrás, a lo que se consigue y a cómo se involucra toda la gente en la ciudad», señala Alfredo Martínez, del Festival Asalto.

Hacer interesante el espacio urbano ha sido desde los inicios del festival un objetivo a cumplir. «En el ADN del festival siempre ha estado ofrecer esas intervenciones que interpelan al ciudadano y que nos sorprenden, ya sean a pequeña o a gran escala», explica Martínez. Desde instalaciones en miniatura hasta murales de varias plantas, Asalto ha tenido siempre en cuenta la participación ciudadana, a través de la creación de esculturas, visitas guiadas y proyectos colaborativos, como 15/15 donde quince artistas crearon piezas a partir de sus conversaciones con vecinos de San José, barrio de la edición del 2020.

«La evolución de las actividades responde a la gente que de alguna manera nos pide formar parte de Asalto. Puede haber entidades que quieran que intervengamos en alguno de sus espacios, otros quieren ayudar. La participación es una manera de que el proyecto llegue y sea de más gente», añaden desde la organización.

La forma de acercar el arte urbano, es una de las claves del éxito del festival. «Rompiendo los esquemas de lo establecido, presentar la cultura en la calle y mostrarla al público y hacerles partícipe de ella. También activando espacios que están más olvidados. Todo ese factor juego-sorpresa, innovación-visibilidad y participación son los ingredientes principales de este cóctel que se llama Asalto. Por supuesto también por la calidad de los artistas que intervienen», apunta Alfredo Martínez.

Esta mezcla, siempre al servicio de la renovación de los espacios y a su reinterpretación, han consolidado a Asalto como una cita cultural imprescindible en Zaragoza, y a su posterior reconocimiento por parte del Observatorio de la Cultura de la Fundación Contemporánea. «Quizá como sociedad igual estamos acostumbrados a que todo sea monótono y gris, en el sentido cromático y en lo abstracto. Podemos formar parte de los cambios, participar y disfrutarlos. Ese salseo de la música cuando te la encuentras en la calle, un festival, un concierto de un par de personas que han salido a la calle a cantar, eso también de alguna forma es Asalto. Lo que conseguimos con el proyecto es un poco eso: abrir las ventanas, que entre aire fresco, que pasen cosas diferentes», añade Martínez.

Desde Asalto agradecen este reconocimiento, del que hacen partícipe a todos los artistas que han pasado desde la primera edición y a los vecinos de Zaragoza, que han servido para convertir a la ciudad en una referencia nacional e internacional. «Ya son 15 para 16 años consolidando un proyecto que no pensábamos que iba a tener este recorrido. Tiene ese carácter internacional por los artistas que traemos pero sin olvidar a Zaragoza, a su gente, a sus barrios, que son al final quienes respaldan estas propuestas, al participar, al demandar un nuevo Asalto, al permitir que pintemos sus edificios. Porque no hay que olvidar que para pintar paredes y hacer actividades hay que tener el permiso de los vecinos y vecinas y a lo largo de los años ha habido muchos permisos, eso quiere decir que hay mucha gente que lo entiende, que le gusta y lo valora y que de alguna manera se suma a Asalto», concluye Martínez.