"El cuadro que han restaurado no es de El Greco". Con esta contundencia --y con tono visiblemente indignado-- se manifestaba ayer el que fuera alcalde de Maluenda y actual presidente de la Asociación defensora de El Greco, Armando Gállego.

Tras pasar por una intrépida aventura de reuniones e intercambios de correspondencia con profesores de arte, políticos, expertos en la materia y hasta el Papa; Gállego inició ayer una huelga de hambre de carácter indefinido, convencido de que tiene la razón. "Hasta que no me reciban y tomen medidas aquí me voy a quedar" sostiene.

Su particular trinchera --en plena plaza del Pilar-- está plagada de fotos del antes y después que reflejan los "trampas" que hay entre los cuadros originales de El Greco y, a su juicio dudosa, restauraciones.

Son varias las obras sobre las que Gállego lanza su sospecha pero la que le ha llevado a la drástica decisión es El caballero de la mano en el pecho, una de las obras más conocidas de Doménikos Theotokópoulos, creada hacia 1580 y que en su posterior restauración --en la segunda mitad del siglo XX-- han sido borrados algunos de los elementos que caracterizaron el estilo del pintor y que aplicaba a sus obras. Por ejemplo, "el original llevaba la cara del Greco en un dedo en forma de culebra", apunta Gállego, mientras que el "falso", dice, es el que se encuentra en el Museo de El Prado. En otra de las partes del cuadro "tendría que poner su nombre (El Greco) y lo han borrado". Tampoco se explica --añade-- "el color de la pintura", mientras el pintado en el siglo XVI posee una tonalidad mucho más clara, "el que han hecho ahora es una pintura ceniza".

Las condiciones para abandonar este ayuno prolongado, Armando Gállego las tiene claras. "Hasta que no acceda a reunirse conmigo la consejera (Dolores Serrat) aquí seguiré", amenaza. El otro requisito para abandonar la huelga está, dice, en que se depuren responsabilidades en el el Prado y "dimitan los reponsables porque están encubriendo una falsedad histórica", insiste terco.