C omo la de la escritora Isabel Soria Irisarri, técnico cultural en la DPZ, que coordinó libros, escribió cuentos infantiles, colaboró con el Centro Cervantes sobre Gaudí, o publicó en Trébede un artículo sobre La imagen de Aragón en el NO-DO. Ha producido o dirigido más de veinticinco documentales y como realizadora fue autora desde su empresa Soriafims de Los caminos de la ciencia 2002, El paisaje perseguido 2003, La isla de Castanosa 2007 y la preciosa La orquesta de las mariposas 2011. En una entrevista con Carbonell en este periódico lamentaba estar haciendo «un cine que ya solo se ve en casa… los hábitos están cambiando. Se ve mucho cine, pero en casa y gratis». Y el pasado san Jorge declaraba: «Aragón solo ha apostado por el cine en los últimos años». Y menos mal.

Otros casos: Ignacio García Velilla, que desde 1997 ha trabajado en televisión como director, guionista o productor de series como 7 vidas, Aída o Médico de familia, etc. Tras el éxito de su premiado Fuera de carta (2008), estrenó en 2010 su segunda película, Que se mueran los feos, y en 2011 regresaba a la televisión: Perdiendo el norte (2015) Villaviciosa de al lado (2016) y otras. Ignacio Estaregui, que tras su primer largometraje Justi & Cia (2014) rodó Miau, con José Luis Gil, Luisa Gavasa, Álvaro de Luna y Manuel Manquiña. Miguel Ángel Lamata director y guionista de Una de zombis, Isi/Disi: Alto voltaje, la excelente Nuestros amantes y Los Futbolísimos, director de Tension sexual no resuelta y actor en ¿Qué fue de Jorge Sanz? Javier Macipe es autor de dos obras de 2014, el cortometraje Os meninos do rio (rodado en Oporto, visto en dos centenares de festivales gracias al premio Promofest) y el largometraje Los inconvenientes de no ser Dios. Prepara ahora La estrella azul, algo más que un biopic sobre Mauricio Aznar, líder de Más Birras, muerto en 2000 a los 36 años. Y quiero añadir el cine en aragonés de Lola Gracia Sendra, bibliotecónoma y periodista que guionizó, adaptó y filmó su premiado cuento Cosetas d’adentro en Montañana (Ribagorza) con la colaboración de las gentes de toda la comarca. Enlazaba décadas después con el Pleito a lo sol, de Artero, protagonizado por Rotellar. Sin duda debería saber más sobre realizadores como Pilar Palomer, Mónica Callejo, Sadie Duarte, Carmen Gutiérrez, Leonor Bruna; Ana Asión, Germán Roda, Pablo Aragüés…

Y, en fin, la gran triunfadora: Paula Ortiz, investigadora y profesora de Estudios de Cine y otros Medios Audiovisuales en la Universidad de Zaragoza, leyó en 2011 su tesis doctoral El guión cinematográfico: actualización de sus bases teóricas y prácticas , dirigida por Agustín Sánchez Vidal. Estudios en la Tisch School of the Arts de la Universidad de Nueva York, en la UCLA, Los Ángeles, y el Taller de Bigas Luna; profesora de Historia del cine en la Universidad de Barcelona, de Guión y Análisis Fílmico en la San Jorge de Zaragoza. En 2010, fundó la productora Amapola films junto a Kike Mora, Raúl García y Jesús Bosqued. De la junta directiva de la Asamblea de Mujeres Cineastas de España, es vicepresidenta de European Women Audiovisual Network. Autora del documental Relato de esperanza y varios cortometrajes, saltó a guionista y directora de dos largometrajes: De tu ventana a la mía, 2011, nominado a los premios Goya, y la celbradísima La novia (2015, basada en Bodas de sangre de Lorca, nominada a doce Premios Goya, de los que se llevaron Luisa Gavasa el de mejor actriz de reparto, y Miguel Amoedo el de fotografía; además ha tenido los premios Feroz, Simón, y Círculo de Escritores cinematográficos. El Día de San Jorge 2019 recibió la medalla de las Cortes de Aragón: era su 37º premio. Y afirmaría: «El cine es la mejor forma de narrar porque reúne todos los lenguajes».

Y, hablando de difusión, estudio, escritura e historia de nuestro cine, debo mención especial a Luis Alegre, alumno, compañero, amigo en cien batallas. Profesor universitario (en 2016 obtuvo el doctorado con su tesis El cine en España y su público, que le codirigí con Carmen Berné), colabora en numerosos medios de comunicación. Es Director del Festival de Cine de Tudela y colaborador de los de Málaga, Jaén, Cáceres, Huesca, Melilla, Fuentes y La Almunia. En varias etapas ha dirigido Yo confieso y La buena estrella unos 250 coloquios con personajes del cine español. Ha publicado Besos robados, El apartamento/Belle Époque, y monografías sobre Vicente Aranda, Maribel Verdú, Berlanga. Participó en rodajes de Berlanga, García Sánchez, Bajo Ulloa, Gaizka Urresti, Vicky Calavia y David Trueba, y dirigió con éste La silla de Fernando, (2006), documental que recoge conversaciones con Fernán Gómez, nominado en 2007 a los Goya.

UNA MIRADA ATRÁS

Con dificultades e incomprensiones, el cine aragonés tiene mucha historia en la que figuran los Segundo de Chomón, Adolfo Aznar, Santos Alcocer, Antonio Sau, Fernando Palacios, Florián Rey, José María Forqué (autor de un Cajal muy digno, con guión de Santiago Lorén), Luis Buñuel, José Luis Borau, Alfredo Castellón. Todos ellos desaparecidos, quedando apenas la alargada sombra de Carlos Saura; marchando fuera, lograron hacer buen cine. Pero en el camino habían ido quedando muchos soñadores en productoras de breve vida.

En la nómina del último medio siglo, hemos de citar a muchos «malditos» que no llegaron a ser todo lo reconocidos que merecían: Antonio Artero, Antonio Maenza, Manuel Labordeta Subías, M. Pellejero, José Luis Pomarón (de quien Alberto Sánchez Millán dirá que está considerado «el cineísta independiente y amateur más representativo de Aragón»), José Antonio Páramo, y otros que aún viven: José Luis Gota, Alejo Lorén, José Antonio Vizárraga, Ángel Gonzalvo y Víctor Lope y, siguiendo la senda del gran Julio Alvar, etnógrafos como Eugenio Monesma, o fotógrafos como José Antonio Duce, Pedro Avellaned, Gervasio Sánchez, Julio Sánchez Millán. O el coleccionista Raúl Tartaj y el documentalista José María Sesé. Y, añado, didactas como Agustín Ubieto, que realizó desde el Instituto de Ciencias de la Educación docenas de documentales en su serie Comprender Aragón.

Muchos de los primeros crearon en los 60 Moncayo Films en torno a Víctor Monreal, el médico y escritor Emilio Alfaro, los cineastas amateurs Pomarón y Duce, el empresario Julián Muro, el crítico Manuel Rotellar, gente de los cineclubs, etc. Desaparecida en 1968, en 1970 se realizó un Ciclo de Autores Aragoneses patrocinado por el Ayuntamiento de Zaragoza y realizado por el Cineclub Saracosta y Manuel Rotellar que seleccionó veinte películas. Veinte años después, la Academia de las Artes y de las Ciencias Cinematográficas, presidida por Borau, eligió a Zaragoza ciudad «Origen del cine español» y sede de los actos del Centenario del Cine Español a celebrar en 1996.

En las últimas décadas hemos asimilado enseñanzas del gran erudito Rotellar, las magnas monografías de Sánchez Vidal, los estudios de Javier Hernández Ruiz y Pablo Pérez Rubio: Cineastas aragoneses, 1992; Cine de vanguardia en Aragón de Alberto Sánchez Millán. Félix Zapatero, Aragón, un espacio de cine, 1993, hizo un documental extraordinario, Abengali, sobre el destierro de moriscos en Aragón. En 2017 Francisco Javier Lázaro y Fernando Sanz presentaron el libro (PUZ), en que catalogan más de 220 obras audiovisuales dedicadas a Goya. Atentos a la transformación del cine ante la informática, los cambios en las salas (estudiadas por Amparo Martínez Herranz), los textos clásicos y modernos (Carmen Peña, Antón Castro), una Filmoteca de bien usados medios (Ana Marquesán, Leandro Martínez), la promoción del cine en versión original (Felipe Sanz), el Aula de Cine del Cerbuna y otros cineclubs, el esfuerzo de los críticos (Puyo, Gracia Guía, Gómez Cuchi). Ha sido decisiva la Escuela de Teatro, plantel de docenas de excelentes actrices y actores, también para el cine. O la más reciente Escuela de cine Un perro andaluz.

INDUSTRIA POCO PLANIFICADA

En Georgia (USA), las ayudas fiscales han convertido ese estado en un Hollywood, con los rodajes de Marvel y varias series televisivas de gran éxito. En Aragón se va camino de eso, como vemos en el recuadro sobre los rodajes en nuestro territorio, total o parcialmente. También, por el empuje de los numerosos festivales, encuentros, ciclos. Porque en los últimos veinte años, ha ido cuajando la idea de que el cine aragonés, realizado aquí, por técnicos y autores de aquí, o invitados de fuera que aportan fama y prestigio, era posible.

Es el más veterano, el Festival Internacional de Cine de Huesca, que celebra estos días su 47ª edición. Referente internacional para el cortometraje, un total de 76 cintas de 29 países competirán por el Premio Danzante. Veinte años cumple la Academia del Cine Aragonés, nacida como Asamblea de Cineastas Aragoneses en 1999. Agrupa a personas del mundo audiovisual y cuenta desde 2001 con una partida del Gobierno de Aragón. Desde 2012 otorga los Premios Simón. Con ella y otras entidades, la Asociación Cultural de Costumbres Aragonesas ha celebrado en el zaragozano barrio de las Delicias una quincena de ediciones la Muestra del corto aragonés.

Surgido en 1996 el Festival de cine de jóvenes realizadores Ciudad de Zaragoza, hoy Festival de Cine de Zaragoza, celebró su XXIII edición en noviembre pasado. En ella se anunció el acuerdo entre Aragón TV, Zarafilms y la Asociación de Cineastas Aragoneses para la promoción del audiovisual aragonés en salas de cine, creando La noche del Audiovisual Aragonés y proyectando el excelente falso documental Desmontando a Goya, por el que Aragón TV recibió un accésit de los Premios Iris de la Academia de la Televisión en reconocimiento a «su originalidad y al impacto que causó entre los espectadores».

Entre los festivales más veteranos, la Asociación Cultural Florián Rey organiza el Festival de Cine de La Almunia, al que se sumaría el de Fuentes de Ebro, y actos puntuales en Fuendetodos, Ascaso, Mequinenza, Utebo, Pancrudo…. Casi una docena de encuentros del internacional Ecozine Film Festival, que nace en 2008 sobre medio ambiente; la celebración de los XXIII Premios Forqué, en Zaragoza; el Festival Turolense de cine S-8; desde 2005 el Daroca & Prision Film Fest; desde 2014 las Jornadas sobre Historia del Cine en Zaragoza. En septiembre de 2016 se presentó la web de Aragón Film Commission, entidad destinada a facilitar a los productores audiovisuales la realización de rodajes, localizació n y promoción. Se sumaba a las Film Offices ya existentes. Casi a la vez, se estrenaba en el Festival Internacional de Cine de Toronto (Canadá) la película Jota, de Saura. Todo un síntoma. Quizá ahora, cuando se trate de ayudas y proyectos en el Departamento de Industria, se piense en todos esos afanes y esfuerzos, además de mirar con codicia a los tan lejanos chinos. El cine, el audiovisual, es una de las muestras más vivas de nuestra cultura.