El yacimiento arqueológico del Cabezo de Alcalá, situado en el término municipal de Azaila (Teruel), lleva años demostrando que es una de las ciudades iberorromanas más importantes de toda la península. Muchos expertos han trabajado en la excavación. El conocido arqueólogo aragonés Juan Cabré ya protagonizó importantes hallazgos en la década de los 40, aunque las primeras investigaciones se remontan al año 1868, cuando el historiador zaragozano Pablo Gil y Gil dio los primeros pasos. Desde entonces, el yacimiento ha atraído a muchos expertos. La última campaña se realizó en el verano del 2017 y estuvo dirigida por el arqueólogo Francisco Romeo Marugán, jefe de la sección de Prevención del Patrimonio Cultural de la DGA.

Muy pronto se va a publicar un estudio con todas la conclusiones que se han extraído tras el análisis de los importantes materiales encontrados durante ese verano, unas piezas de un gran valor arqueológico, como destaca Romeo. «Lo que hemos hecho desde entonces es ahondar en el estudio de todo lo hallado», apunta. En total, en los seis días que duraron los trabajos, se encontraron 639 piezas metálicas (23 son prerromanos, 275 romanorrepublicanos, uno medieval, cuatro modernos, 23 contemporáneas, 46 de la Guerra Civil y otros 266 de cronología y función indeterminadas). Entre ellas, destaca un conjunto de 86 proyectiles de plomo y hierro de época romana, «uno de los más importantes encontrados en toda la península», subraya Romeo.

También se hallaron flechas y algún 'pilum' ('pila' en plural), que eran las lanzas utilizadas por los soldados romanos. Romeo destaca que una de ellas es un modelo de gran valor, ya que hasta ahora solo se habían recuperado tres similares en el sitio de Alesia, ocurrido en Francia en el 52 antes de Cristo. «También encontramos vajilla de bronce, monedas y placas de coraza», apunta el arqueólogo, que lamenta que ninguna de las piezas de artillería descubiertas presenta restos epigráficos debido al expolio que ha sufrido la zona. Tal y como indica Romeo, todos los objetos hallados están depositados actualmente en el Museo Provincial de Teruel.

Lo que sí se ha confirmado es que la mayoría de esos proyectiles fueron impactados, lo que corrobora que la ciudad iberorromana de Azaila sufrió un intenso asedio, como ya se dio a conocer hace algunos años en base, precisamente, a un estudio realizado por Romeo en el 2004. Estas investigaciones ubican el citado asedio dentro de las denominadas guerras sertorianas, acontecidas entre el 82 y el 72 a. C. Según estas tesis, entre esos años combatieron en el Cabezo de Alcalá los ejércitos romanos de Sertorio contra los también romanos de Pompeyo y Metelo. Estas últimas tropas llegaron desde Marsella y se encargaron del cerco contra Sertorio, una tesis que aún toma más cuerpo teniendo en cuenta que se han encontrado monedas fechadas en la ciudad francesa, como apunta Romeo.

«Hay evidencias de un campamento y de un muro que se construyó para asediar la ciudad. Y seguramente hubo más campamentos y todo un sistema de muros y fosos cercando la fortificación», destaca el arqueólogo, que detalla que los romanos solo usaron esas técnicas en asedios prolongados, como los de Numancia y Alesia.

De hecho, el yacimiento de Azaila alberga los restos de una de las pocas rampas de asalto romanas que quedan en el mundo. Para tomar la ciudad, las tropas de Metelo construyeron con tierra y piedras un enorme camino en pendiente. El objetivo era que las maquinas de guerra y los soldados subieran por ella para acceder a una ciudad que tenía murallas de hasta doce metros de altura. Todas estas investigaciones, que pueden arrojar mucha luz de cómo afrontaba Roma los conflictos bélicos, también apuntaban a la construcción de un muro de contención, unas novedades científicas que salieron a la luz gracias a las técnicas que están ayudando a la arqueología clásica en los últimos años, con sistemas de teledetección y vuelos de drones equipados con cámaras especiales.

Como adelantó 'El País' en su edición de ayer, el estudio 'El sistema ofensivo y campo de batalla del entorno de la ciudad antigua del Cabezo de Alcalá de Azaila (Teruel). Primeros resultados', firmado por Romeo, se publicará próximamente en la revista 'Gladius', del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

El yacimiento de Azaila, declarado el año pasado Bien de Interés Turístico de Aragón, forma parte de la Ruta de los Iberos en el Bajo Aragón. De hecho, el Cabezo de Alcalá recibe cada año (al menos hasta antes de la pandemia) a unos 2.000 visitantes. Los restos más antiguos que se encuentran en el poblado íbero datan del siglo VIII antes de Cristo.