El cine ha tenido muchos automóviles con carácter protagonista, pero ninguno como el Ford Mustang, el vehículo que solidificó la categoría de los muscle cars o pony cars, coches diseñados en los años 60 y 70 (compactos, estilizados, de estilo deportivo, de dos puertas) que en el cine resultarían ideales para las secuencias de acción, persecución y carreras de resistencia gracias a la tracción trasera y, por regla general, el potente motor de ocho cilindros en uve. Ideado en 1962, tuvo un primer prototipo de la mano de John Najjar, diseñador y estilista jefe de la firma Ford durante cuatro décadas, y el concepto definitivo estuvo a cargo de Philip T. Clark, que dejó General Motors para irse a Ford. Chevrolet y Pontiac crearon en 1967 los modelos Camaro y Firebird, respectivamente, destinados a hacerle la competencia al Ford Mustang. Antes, en 1964, el Dodge Charger también fue lanzado para rivalizar con el Mustang, aunque este siempre ha sido el rey, de la misma manera que los mustangs o caballos cimarrones de EEUU fueron los reyes de las praderas. Estos son cinco de sus infinitos momentos estelares en el cine.

‘BULLITT’ (1968)

La gran persecución cinematográfica. Prodigiosa, con Steve McQueen al volante de un Ford Mustang por las calles de San Francisco. Hiperrealista, creíble (McQueen conduce en la mayoría de planos), epicentro de un thriller abstracto en el que prima siempre la acción a la palabra. 50 años después del filme, Ford recreó el modelo Mustang Bullitt.

‘DIAMANTES PARA LA ETERNIDAD’ (1971)

Sabido es que el vehículo predilecto de James Bond es el Aston Martin, pero cuando toca conducir por Las Vegas, el agente 007 Sean Connery prefiere un Ford Mustang Match One de 1971. Eso sí, de un intenso color rojo.

‘DRIVE’ (2012)

Ryan Gosling, a quien le fascinan tanto los automóviles como a Steve McQueen, es en este filme de Nicolas Winding Refn un conductor experto que trabaja para el cine y participa en atracos. En uno de los robos conduce un precioso Mustang GT de color negro. Otra sublimación cinematográfica de coche, asfalto y acción.

‘DEATH PROOF’ (2012)

Quentin Tarantino organizó un auténtico festival de coches y persecuciones en este exploit. Uno es un Ford Mustang de 1972, igual al empleado en el Gone in 60 seconds (el original de 1974, no el remake del 2000 con Angelina Jolie y Nicolas Cage). Pero el Mustang de Tarantino, amarillo con rayas negras, es también un guiño a Uma Thurman en Kill Bill.

‘JOHN WICK’ (2014)

Nada como un Mustang de 1969 para el arrollador personaje encarnado por Keanu Reeves, tan certero en la lucha cuerpo a cuerpo como al volante en esta dimensión seca de la acción.