Lo malo de las presentaciones de libros de género thriller es que no se puede hablar mucho del argumento de la obra para no desvelar el misterio que después atrapará a los lectores. Esta es la regla que ayer imperó en la comparecencia en la que se daba a conocer la última novela de David Lozano, Desconocidos. El acto tuvo lugar en el salón de actos del Museo de Zaragoza, donde el autor zaragozano estuvo acompañado por Reina Duarte, directora de publicaciones de Edebé, Javier Vázquez, periodista de Aragón Radio y María Frisa, escritora.

Desconocidos, recientemente galardonada con el premio Edebé de literatura juvenil, trata sobre una relación amorosa entre dos jóvenes que se conocen por internet y alrededor de los cuales se teje una historia de misterio al aparecer el cadáver de otro muchacho. Según relata el autor, el proceso de documentación no ha sido muy costoso porque tiene muchos amigos forenses, alguno de los cuales se encontraba en la sala. «Espero que se sientan cómodos entre los vivos», rió Lozano. «Gracias a ellos sé como trabajan. Cuando les llamo no es para felicitarles las navidades, sino para saber cómo hay que descabezar a una persona», bromeó.

Esta novela, como suele ser habitual en Lozano, es una novela juvenil pero con tintes oscuros de novela negra. «Me gusta matar escribiendo, aunque en esta novela mato pero también amo», volvió a decir en clave de humor el escritor. Y es que la novedad frente a otros trabajos del aragonés, profesor de profesión, es que el planteamiento de la obra es «romántico». «Es rara para lo que yo suelo escribir, porque es muy sentimental», reconocía.

El objetivo de David Lozano cuando escribe es «que los jóvenes descubran el placer de la lectura». «El objetivo es entretener, pero sin querer dar lecciones, es cierto que en todas mis novelas procuro introducir alguna cuestión para hacer reflexionar al lector. En este caso intento mi intención era alertar, a jóvenes y a adultos, sobre los riesgos de internet».

Además del reciente premio de Edebé, a Lozano también le otorgaron en el año 2006 el premio Gran Angular de literatura infantil. Según el autor, «si tuviera que hacer una clasificación» entre el reconocimiento del público o el de las editoriales, elegiría «conseguir que el lector conecte con mis historias». «La prioridad es llegar a mis lectores, porque no tiene sentido escribir si no quieres ser leído. Pero es verdad que el respaldo de una editorial es vital. Que gente que sabe sobre literatura te premie y te reconozca te hace saber que vas en la buena dirección», concluye.