INTERPRETES: Grupo Enigma-OCAZ, Salvador Brotons (director)

LUGAR: Sala Galve del Auditorio

FECHA: Martes, 17 de febrero

ASISTENCIA: Media entrada

En una semana de intensa vida musical, el Grupo Enigma Orquesta de Cámara del Auditorio desarrolló ayer la cuarta sesión de su temporada, con la batuta invitada del catalán Salvador Brotons y un programa entretenido y, en su mayoría, asequible.

Una Intrada de la norteamericana Ellen Zwilich, para quinteto, hacía de pórtico, afirmativo y no demasiado enjundioso, a la versión original de Appalachian Spring de Copland. Es ésta la obra más característica del vitalismo musical americano que sacó a muchos compositores yanquis de un estado de bloqueo, buscando la eterna aprobación de sus colegas allende el océano, y les dio la seguridad de disponer de un lenguaje propio. Brotons presentó una lectura muy positiva de la página, con ataques firmes, ritmos vivos y un apreciable volumen sonoro, enfatizando esa fingida ingenuidad de Copland y dejándose llevar por el emocionante paisajismo de esta música. El conjunto zaragozano respondió, aunque algún fallido ataque y detalles de afinación hicieran pensar si un par de ensayos más no hubieran venido al caso.

Las Cuatro pequeñas pastorales de Ricardo Lamote de Grignon abrieron la segunda parte imbuidas de un ambiente apacible, estéticamente no muy comprometido y un punto académico en factura, pero claramente sincero. Puede no ser plato para todos los días, pero bien está conocer esta parte de nuestro pasado musical reciente. Aunque utilizaba más o menos los mismos efectivos que la obra de Zwilich (idéntico quinteto más percusión), Rito del aragonés Víctor Rebullida estuvo en su antípoda estilística, por tímbrica, lenguaje sonoro e intención. Por último, Brotons dirigió una obra propia, de título Fusió y fuertes influencias de Shostakovich.