Construido sobre los antiguos talleres del Hogar Pignatelli (lugar elegido por el propio Pablo Serrano y donde su abuelo había trabajado como maestro carpintero), y tras una primera fase que concluyó en 1994, fue en 2011 cuando sobre el primer edificio se alzó, y no sin polémica como siempre ha sido habitual en la trayectoria del proyecto, una nueva y espectacular construcción que rompía con todos los cánones urbanísticos del Paseo María Agustín y llamaba poderosamente la atención. El edificio, diseñado, como el primero, por el arquitecto José Manuel Pérez Latorre, destaca por su fachada de plano quebrado de color negro con dos cristaleras y la fachada lateral, que reviste la escalera, en color turquesa, que contrasta con el negro de la fachada principal y realza su estética exterior totalmente vanguardista.

Pero lo realmente importante es que la ampliación dejó un museo contemporáneo en el que el espacio útil pasó de 2.500 metros cuadrados a más de 7.000, quedando 3.000 de ellos dedicados íntegramente a espacios expositivos. Algo que, además, no influyó en la antigua construcción ni en los viejos talleres, que quedan visibles en algunas zonas.

«La ampliación permitió dar cabida a todas las necesidades propias de un museo del siglo XXI, pues era imposible mostrar la colección permanente de arte contemporáneo que había», cuenta Julio Ramón. Además, los grandes espacios permitieron llevar a cabo todos los proyectos interdisciplinares que ahora alberga el centro.

Esta dinamización ha conllevado un incremento paulatino de visitantes, que en los últimos años superan los 80.000. «No es que no sean importantes las cifras -dice Julio Ramón- pero para nosotros es más importante la repercusión y lo que le queda al visitante. Nosotros tenemos un objetivo que es acercar la cultura a la sociedad y para ello la gente tiene que venir, pero el discurso tiene que calar». Y continúa: «No se trata de que alguien venga una vez, sino de crearle inquietud por volver, porque vas renovando y ofreces nuevas experiencias, pero también hay que saber transmitir lo que cuentas y se cree esa necesidad de volver. Ese es el reto, un reto importante para nosotros», concluye el director.