La velocidad de Rocinante y Rucio ha sido una de las claves para determinar que la localidad de Villanueva de los Infantes, en la provincia de Ciudad Real, es "el lugar de La Mancha" en el que vivió Don Quijote y que Cervantes no quiso recordar, según concluye una investigación realizada por un equipo de profesores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

Después de cuatro siglos durante los que ha resultado imposible localizarlo, el equipo, dirigido por el catedrático de Sociología Francisco Parra, expuso ayer en una rueda de prensa las conclusiones del estudio, en el que 10 catedráticos han invertido unos dos años de trabajo. El método de la investigación parte de tres hipótesis fundamentales: la velocidad de Rocinante y Rucio, la venta donde se produjo el manteo de Sancho y el camino entre Venta de Cárdenas y Cartagena.

Las frecuentes referencias temporales que hace Cervantes, como "está a dos días y una noche", llevaron al equipo a calcular la velocidad de trote de Rocinante y Rucio, que venía a ser, afirma el estudio, de 31 kilómetros en días de verano y 22 en días de invierno, para determinar así la distancia que hay entre los lugares que se citan en el libro.

Con estos datos, marcaban sobre el mapa y calculaban, a partir de las coordenadas que facilita Cervantes, los lugares a los que se dirigían Don Quijote y Sancho Panza. Parra desglosó siete variables tenidas en cuenta en la elaboración del estudio (como las topográficas y las probabilísticas), que llevan indefectiblemente a Villanueva de los Infantes, desbancando así a Alcubillas (Ciudad Real), que era la favorita de los investigadores, y a otras poblaciones que también se habían apuntado, como Argamasilla de Alba.

El alcalde de Villanueva de los Infantes, Mariano Sabina, declaró que está muy contento de que su villa sea ese "lugar de La Mancha" y puntualizó que ahora sólo espera que la noticia trascienda al mundo.

Los autores del trabajo, que han titulado El Quijote como un sistema de distancias y tiempos: hacia la localización del lugar de La Mancha , se plantearon el reto de descubrir el famoso lugar como un interesante desafío implícito, como si Cervantes hubiera propuesto un acertijo para poner a prueba el ingenio de sus lectores. El equipo considera que el descubrimiento representa uno de los mejores homenajes que se le pueden ofrecer a Cervantes con vistas al cuarto centenario de la publicación de la obra.