El poeta y narrador Félix Grande fue galardonado ayer con el Premio Nacional de las Letras 2004, dotado con 30.050,60 euros y con el que el Ministerio de Cultura reconoce el conjunto de la labor literaria de un autor vivo en cualquiera de las lenguas del Estado. Grande, recibió ayer la noticia en su piso madrileño "sorprendido" y se mostró confiado en que no le hayan dado el premio por motivos ideológicos.

Nacido en Mérida (Badajoz) en 1937, nieto de un cabrero e hijo de un guardia de asalto, Grande vivió su infancia y juventud en Tomelloso (Ciudad Real), donde trabajó como pastor, vaquero, vinatero y vendedor ambulante. Experto flamencólogo, en 1957 se trasladó a Madrid.

En su autobiografía novelada, La balada del abuelo Palancas , Grande recuperó sin rencor la memoria de una gente que, después de haber perdido una guerra, luchó por no perder la dignidad. También ha escrito numerosas obras de poesía, narrativa y ensayo sobre literatura y flamenco, aunque en los últimos años dice sentirse abandonado "por esa puñetera inspiración". Esa es la razón por la que hace varios años que no escribe poesía. Para él "las palabras son seres vivos y prodigiosos que hay que tratar con muchísimo respeto".

Entre los premios que Grande tiene en su poder están el Adonais de poesía, que ganó en 1963 por Las piedras ; el Nacional de Literatura, que obtuvo por Las rubaiyátas de Horacio Martín (1978), y el Nacional de Flamencología, por su ensayo Memoria del flamenco (1980).

Está considerado como uno de los más importantes líricos españoles de la generación de los niños de la guerra .