TÍTULO: Fengje. El sacrificio

AUTORA: Delia MazaLUGAR:

Galería Spectrum SotosFECHA:

Hasta el 23 de febreroSanxia haoren (Naturaleza muerta) del director chino Jia Zhang-Ke recibió el León de Oro a la mejor película en la 63ª edición del Festival de Venecia (2006). Contaba el director que un día entró en una casa y descubrió objetos cubiertos de polvo en una mesa de trabajo y, de repente, sintió como si todo se derrumbase. En su opinión, una naturaleza muerta es una realidad que preferimos no ver, aunque esté enmascarada por el tiempo y su silencio, lleno de los secretos de la vida. No ha de extrañar, por tanto, su decisión de rodar la película íntegramente en Fengjie, o Fengje, una de las ciudades milenarias de China sumergida bajo las aguas de la gran presa de las Tres Gargantas del río Yangzhe, en el corazón del país. Jia Zhang-Ke documentó el proceso de demoliciones y explosiones continuas que convirtieron la ciudad en escombros antes de ser inundada; en ese escenario situó dos historias de amor que abrían la esperanza de futuro."Habitad la casa y esta no caerá", escribió el poeta Arseni Tarkovski, padre del director de cine Andrei Tarkovski. Todo se precipitó en Fengje cuando la decisión gubernamental obligó a sus habitantes a dejar sus casas, momentos antes de proceder a su demolición. Todas las casas de Fengje cayeron y sus ruinas fantasmas acogen recuerdos y ensoñaciones de quienes las habitaron, al tiempo que dan testimonio de las graves consecuencias sociales, culturales y medioambientales que ha supuesto la construcción de uno de los más grandes complejos hidroeléctricos.Fengje. El sacrificio, titula la serie de fotografías que Delia Maza (Zaragoza, 1958) realizó en China y durante la gira por España de la compañía china de acróbatas San-Xia. El desencanto y la pérdida son los sentimientos en los que se asienta el discurso que propone, según un orden que organiza la secuencia en una estructura narrativa que puntúa en imágenes aisladas las sensaciones que ensaya en los dípticos. Las breves y vibrantes notas de color rojo subrayan el paisaje somnoliento teñido de verdes. Más allá de simbolismos, lo más interesante de estas fotografías es la decisión de cartografiar un territorio inestable, frágil y precario, de perfiles ambiguos, evanescentes, confusos y oníricos, donde lo visible está sostenido en la desfiguración de todo aquello que merece ser nombrado; en definitiva: en la pérdida.Las reflexiones sobre el agua y los sueños de Gaston Bachelard han acompañado a Delia Maza durante el proceso de trabajo. El espacio y el tiempo se pliegan en sus fotografías de modo aleatorio como en una ensoñación, dice. Y como escribiera Bachelard en

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La poética del espacio