Fernando Lázaro Carreter regresa hoy a Magallón para quedarse. Las cenizas del que fuera filólogo y director de la Academia de la Lengua serán enterradas hoy en el cementerio de esta localidad del campo de Borja, a la que el lingüista, fallecido el pasado 4 de marzo, estaba muy vinculado ya que era el lugar de procedencia de su familia.

El alcalde de Magallón, Víctor Manuel Chueca, explicó ayer que los actos comenzarán a las 13 horas, momento en el que se espera la llegada de la familia con los restos del lingüista. Posteriormente se oficiará el funeral en la iglesia parroquial de San Lorenzo a las 16.30 horas, y después las cenizas del académico serán depositadas en un nicho que el ayuntamiento ha cedido a la familia del autor. Este acto de inhumación será íntimo, pues así lo ha pedido la familia, que ha manifestado su deseo de que no se tomen fotografías durante el acto.

Esta previsto que al funeral asistan el presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias; el presidente de la DPZ, Javier Lambán; la consejera de Educación y Cultura de la DGA, Eva Almunia; la consejera de Ciencia y Tecnología, Maite Verde, el director de la RAE, Víctor García de la Concha y el rector de la Universidad, Felipe Pétriz.

El Ayuntamiento ha anunciado también su intención de instalar en el camposanto algún tipo de monolito o de lápida en recuerdo del autor de El Dardo en la palabra , que fue hijo adoptivo de esta localidad, que ya bautizó además un centro cultural así como una calle con el nombre del académico.

MAGALLONERO

Y es que Lázaro Carreter siempre se sintió magallonero, ya que aunque nació en Zaragoza el 13 de abril de 1923, su alumbramiento se produjo apenas unos días después de que su familia se trasladara desde Magallón a la capital aragonesa. Así, el futuro académico pasó gran parte de los veranos de su infancia en la localidad, a la que después, de joven, tampoco faltaba para las fiestas, como apunta su prima Isabel.

De aquellos primeros años, sus paisanos le recuerdan como "un niño serio, pero no de no saludar a nadie, porque era muy simpático, sino porque era muy ordenado, muy formal", explicaba Aurelio Salvador, de 79 años. Un buen ejemplo del amor por este pueblo fue uno de sus primeros trabajos filológicos, El habla de Magallón (1945).

En Zaragoza, Fernando Lázaro estudió en el instituto Goya, en la misma generación que los futuros lingüistas Manuel Alvar y Félix Monge, recibiendo el magisterio de hombres de la talla de José Manuel Blecua y Francisco Yndurain. En Salamanca fue alumno de Dámaso Alonso, decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la dicha Universidad, catedrático de la Complutense de Madrid, académico de la Lengua y director de la RAE desde 1991 a 1998. También recibió el Premio Aragón de las Letras en 1990.

En la última década, Fernando Lázaro Carreter se hizo muy popular con la edición del libro El dardo en la palabra (1997) y su continuación, El nuevo dardo en la palabra (2003), donde, con gran ironía, enseñaba a hablar y escribir mejor y mostraba los errores que habitualmente más se comenten. Pero la labor pedagógica de este insigne profesor aragonés fue más allá de su labor como catedrático, ya que fue autor de los manuales de texto con los que varias generaciones de españoles han aprendido gramática en los colegios.