La mala educación , de Pedro Almodóvar, inauguró anoche con todos los honores la 57 edición del festival de Cannes. Solventados los problemas que podrían haber causado los trabajadores temporales del espectáculo, el cineasta español recibió el beneplácito de público y prensa con su última película, en una gala de apertura presentada por Laura Morante. De todos modos, en las inmediaciones del Palais des Festivals había ayer una nutrida presencia policial.

La proyección de La mala educación fue seguida con vivo interés. Hubo risas en las escenas que se prestaban a ello y aplausos al final. La expectación despertada por la presencia de Almodóvar se evidenció en la concurridísima rueda de prensa.

"Todas las películas, al menos las mías, son personales aunque de un modo no siempre directo. Lo más personal de esta cinta es el modo en que está narrada", dijo Almodóvar. Reveló que había vivido muchos años en los dos grandes decorados del filme: un colegio de curas en los años 60 y en el Madrid "libre y exultante" de los 80.

FASCINADO POR LA LITURGIA

También le preguntaron si era anticlerical. "No creo que sea anticlerical. No hace falta serlo porque la Iglesia se degrada a sí misma cada vez que habla a la prensa. En España el peor enemigo de la Iglesia es ella misma", respondió. No obstante reconoció su fascinación por la liturgia católica. "Ya desde pequeño no creía en Dios pero sí en las ceremonias. En esta película, la liturgia está en la relación que los personajes mantienen entre sí".

Tras indicar que no hay nada más pagano e idólatra que la Semana Santa de Sevilla, se felicitó por el éxito que tuvo La mala educación en su estreno en Francia ayer por la mañana: un 40% más de entradas que en su anterior filme, Hable con ella .

El hecho de no estar en la competición oficial no es ningún problema. "Abrir el Festival de Cannes ya es un premio en sí mismo. Me siento como un titiritero que, con mirada pícara, descorre una cortina, la de todas las películas del certamen". También advirtió que Francia es su primer mercado, cuando lo natural sería que fuera España.

Un periodista del programa de la TV chilena Caiga quien caiga le preguntó: "¿Es cierto que prepara una segunda parte de ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, protagonizada por José María Aznar?". Almodóvar sonrió y matizó: "Dentro de lo peor, hay categorías. Y en Chile también conocéis experiencias malas".

Poco antes, el cineasta se había referido a su interés por el cine negro porque hace espectáculo de lo peor de la naturaleza humana; su fascinación no es porque haya asesinatos o persecuciones policiales sino porque el mal está en el corazón de los protagonistas. El concepto de la madurez creativa del realizador estuvo presente en el encuentro informativo. "Inevitablemente he llegado a la madurez porque no he podido evitar el paso del tiempo", ironizó. No consideró una contradicción el concepto de madurez y el hecho de recuperar los temas de sus primeras obras, si bien "con una mirada distinta".

A su juicio, hay que denunciar todos los abusos sexuales de los sacerdotes. "Son un crimen terrible. Con mi filme no he querido denunciar eso porque es un tema evidente. Quería mostrar un cura que abusa de su poder, abusa sexualmente de un niño y que además está enamorado de él. Hay una sombra de placer y de vergüenza en sus ojos".