Uno de los mayores placeres para George Harrison, tocar en clubs, le fue arrebatado por la indigerible fama de los Beatles. Desde que el grupo se separó, en 1970, hasta que le sobrevino la muerte, en el 2001, Harrison se subió muy pocas veces a un escenario. Decidió alejarse de los focos y afianzar su vida privada. "Quería seguir divirténdome, pero al margen de la fama. Me quedaba componer canciones y hacer discos. Discos que respondieran a lo que siento. No está bien hacer discos para que encajen en el mercado", explica Harrison en una escena del DVD que acaba de salir al mercado y que sólo puede adquirirse comprando la lujosa caja George Harrison. The Dark Horse Years. 1978-1992 , que reúne los cinco discos de estudio de ese periodo y un excelente doble en directo.

Efectivamente, los discos de Harrison posteriores a 1975 nunca encajaron en el mercado, porque él seguía fiel a su idea de música mientras la música avanzaba en otras direcciones. Tan poca aceptación tuvo su obra que los seis trabajos que se recuperan ahora llevaban años fuera de circulación.

Aunque pueda parecer que sea la muerte del músico lo que ha precipitado las reediciones, conviene saber que antes de perder su batalla contra el cáncer Harrison había supervisado personalmente la recuperación de su catálogo. "Quiero poner de nuevo todo en la calle, con un sonido mejor", aclara el beatle en otra entrevista recogida en el DVD. Y medio en broma, medio en serio, con ese humor tan suyo, suelta: "Algunas canciones son mejores que las de los Beatles".

ELEGANCIA EXTEMPORANEA

Quizás no sea una exageración. Thirty three & 1/3, George Harrison, Somewhere in England, Gonne troppo y Cloud nine , que a diferencia del DVD sí pueden adquirirse individualmente, contienen melodías pop que compiten sin complejos con lo mejor de los Fab Four, canciones personales y bien construidas, de un estilo inconfundible, por mucho que haya gente se empalague con esa elegancia y delicadeza harrisoniana tan insistente y extemporánea.

A la espera del prometido Anthology sobre Harrison, donde se prevé una aluvión de maquetas y descartes (según su hijo, Dahni, George grababa casi a diario canciones para regalárselas a los amigos), los cinco discos remasterizados incluyen algunas piezas extra, a menudo grabaciones acústicas caseras. Las demos de Here comes the moon, Mystical one y Save the world muestran a Harrison en pleno proceso compositivo, en esa faceta suya intimista y dylaniana que siempre le sentó tan bien.

Mención aparte merece el doble Live in Japan , en formato SACD (Superaudio CD), donde se capturan 19 grandes éxitos de Harrison interpretados junto a la banda de Eric Clapton en 1992. Dada que fue su única gira formal desde 1974 hasta su muerte, el disco sirve para comprobar el excelente estado de forma que George Harrison mantuvo en su madurez.