La Exposición Hispanofrancesa de 1908 renovó Zaragoza. Es una de sus referencias más afortunadas en toda la historia contemporánea. La región en su conjunto languidece --señala el libro--, pero Zaragoza se convierte en un epicentro de de actividad de transformación industrial y cruce de infraestructuras del transporte, con una gran vitalidad económica... El resto de Aragón se desangra. Comienza a perforarse ese año el túnel de Canfranc, se crean las azucareras y a la sombra del desarrollo industrial se desarrolla el movimiento obrero con una gran base anarquista.La Expo 1908 comenzó un 1 de mayo radiante en la Huerta de Santa Engracia (actual plaza de Los Sitios). Asistió a la apertura el infante don Carlos, pero el Rey Alfonso XIII la visitaría dos veces. La visita de un día costaba una peseta (escolares y obreros, gratis) y permaneció hasta diciembre.Había un alto horno de Vizcaya de casi 20 metros de altura y una piscifactoría del Monasterio de Piedra. Francia construyó su pabellón precipitadamente y su presencia fué modesta y asimétrica, pese a mostrar elementos como cerámica de Sévres. Uno de los elementos más espectaculares era el Gran Casino, de estilo modernista con su amplia terraza y orquesta. también el campo de atraciones, el ilusiorama el cine

, aeroplanos, barcas aéreas y otras novedades. Cataluña dió una respuesta extraordinaria.Su estela modernista se plasmaría con las obras de José de Yarza en el paseo Sagasta y la misma exposición abrió paso al ensanche burqués de la ciudad. La Expo terminó con superavit y garantizó mediante acuerdos la permanencia de tres importantes edificios: el Museo, la escuela de Artes y la Caridad, en la Plaza de los Sitios.