Ya no les excluyen de la alfombra roja, pero los guionistas siguen siendo el patito feo del cine español. En un encuentro celebrado ayer en la Academia de Cine los nominados a los Goya de este año defendieron la necesidad de una mayor profesionalización y develaron las claves de su trabajo. «El guion es el auténtico mapa del tesoro, no hay buena película sin un buen guion», subrayó Pablo Berger, guionista y director de Abracadabra, una de las cuatro finalistas al Goya a mejor guion original, junto con Verano 1993, Handia y la cinta de terror Verónica. Sin embargo, y aunque poco a poco se van consiguiendo cosas, los escritores del cine siguen infravalorados. El espejo, como siempre, es Estados Unidos donde, para empezar, es necesario estar sindicado para poder trabajar y el guionista es una auténtica estrella. Una de las tendencias que está cambiando, aunque muy lentamente, en el mundo del guión, es la incorporación de las mujeres. «Hay que insistir en el guion, porque luego repercute en todo lo demás», subrayó Carla Simón, directora y guionista de Verano 1993, que ve señales de cambio. «A mi alrededor tengo más amigas que amigos directores», dijo la directora, que se encuentra nominada además en la categoría de mejor dirección novel.