El barniz de los bancos y los diferentes retoques finales de las piezas todavía marcan el olor que manda en el interior de la iglesia de la Magdalena de Zaragoza pero es la señal de que todo está casi a punto para que, 17 años después, el templo vuelva a abrir sus puertas después de que las humedades hubieran debilitado la estructura y obligaran a su clausura. Tras un largo periodo de restauración, dividido en cuatro fases, el domingo a las 12 horas, con una misa oficiada por el arzobispo Vicente Jiménez Zamora, en la que se consagrará el altar, volverá a tener vida una de las iglesias más importantes de la ciudad. Así lo explicaron ayer el vicario general, Manuel Almor; el ecónomo diocesano, Jaime Sanaú y el párroco de la iglesia, Juan Espallargas que visitaron el templo acompañados de los arquitectos Fernando y José Ignacio Aguerri, el arqueólogo Salvador Melguizo y el técnico del arzobispado Ignacio Uriol.

Uno de los principales atractivos, sobre todo para los ciudadanos, será la apertura de la torre mudéjar de la iglesia que se podrá visitar, algo que nunca se había podido hacer y que ahora será posible a través de unas visitas guiadas (a toda la iglesia) que, organizadas por el Alma Mater Museum, comenzarán después de la Semana Santa ya que «aunque se abra ahora al culto la iglesia, todavía se seguirá trabajando en las capillas», explicaron ayer fuentes del arzobispado.

Para acceder a la torre (con una puerta lateral por la calle Mayor), hay que subir alrededor de 200 escalones pero la vista (a 47 metros de altura) es espectacular y se puede contemplar el gallo que le da el sobrenombre al barrio y que corona la iglesia.

«Ha sido un período muy largo-explicó el arquitecto Fernando Aguerri- que empezó trabajando sobre las cubiertas y estructuras aéreas y las humedades del subsuelo y, en esta última fase, se ha trabajado sobre todo en los revocos deteriorados, en los bienes muebles, en los pavimentos y sobre todo en rebajar los niveles de humedad». Para ello, «se ha construido una cámara subterránea que nos ha permitido sanear las estructuras y que se aireen. Hay que tener en cuenta -explicó Fernando Aguerri- que el templo está construido sobre las gravas y la arena del Ebro lo que en términos de humedad no ayuda mucho». Y es que este problema es algo «endémico» del templo ya que, en los trabajos, han podido constatar que «por lo menos se habían hecho tres actuaciones anteriores frente a la humedad pero más con objetivos decorativos que de otra cosa. Esperemos que con estos trabajos hayamos solucionado el problema para largos años».

Durante los trabajos de esta última fase, al levantar el suelo e ir rebajando niveles «se encontró una necrópolis cristiana con 375 cuerpos y también se dio con restos óseos en la cripta detrás del Retablo Mayor que era desconocida porque se había utilizado como sala para la caldera durante todos estos años». Los cuerpos se han estudiado y se han vuelto a inhumar. Además, las reformas que se han hecho en la iglesia han permitido encontrar restos mudéjares e incluso el alminar de una mezquita (sobre la que se construyó el templo cristiano que luego se tiraría también para construir el actual ya en el siglo XIV) o incluso un trozo de calzada romana datada en el siglo I.

Con respecto a la necrópolis encontrada, la explicación que ofreció Melguizo es que «hubo una época en la que había costumbre de enterrarse dentro de las iglesias y esto nos ha permitido también recordar rituales que ahora ya se han perdido». Por ejemplo, muchos de los restos óseos han aparecido junto a un plato con sal «que se colocaba para que no se corrompiera el cuerpo del fallecido durante el funeral», señaló Melguizo.

«La Magdalena ha sido como un centro espiritual y un referente para mucha gente», subrayó Manuel Almor, quien explicó que volverán a celebrarse de modo habitual los sacramentos del bautismo, la reconciliación y el matrimonio. Almor expresó su alegría y satisfacción porque la iglesia vuelva a ser después de tantos años la sede de sus parroquianos, «ansiosos» por volver a este lugar de referencia.

«Volvemos a una casa arreglada, limpia, bella y abierta», celebró el párroco Juan Espallargas, a cargo de esta comunidad desde 1977. A partir del domingo, la iglesia ofrecerá dos eucaristías diarias, a las 9 y a las 19.30 horas mientras que los domingos y fiestas habrá cuatro (9,11, 12.30 y 19.30 horas).

La restauración ha supuesto una inversión de 4,4 millones de euros de los que el 44,8% han sido sufragados por la Archidiócesis de Zaragoza, el 30,3% por el Gobierno de Aragón, el 16,8% por el Ministerio de Fomento (en esta última fase) y la obra social de la CAI ha aportado (lo hizo en la fase inaugural) un 8,2%.

Durante el mes de marzo, se pondrá en marcha un ciclo de conferencias a cargo del equipo de arquitectos y arqueólogos que ha hecho posible la restauración.Así, todo está casi a punto para que el domingo vuelva a abrir las puertas la iglesia de la Magdalena aunque todavía faltar el altar (que se consagrará en la ceremonia y que se ha construido con mármoles teniendo en cuenta el retablo mayor del templo) que está previsto que llegue mañana.

VUELTA DE LA VIRGEN

Para rematar el pórtico de la entrada de la Iglesia, se ha colocado esta mañana la icónica Virgen de la Magdalena en su emplazamiento original.