Jesús Sánchez Adalid es un sacerdote que escribe best-seller . El acepta a regañadientes la etiqueta de novela histórica y huye del asunto de las cifras pero el caso es que sus libros tienen éxito entre los críticos y el resto de los mortales. Autor de obras como La luz de Oriente , Félix de Lusitania , La Tierra sin mal y El mozárabe --que llegó a los 50.000 ejemplares vendidos y se llevará al cine--, Sánchez Adalid publica ahora El cautivo (Ediciones B). La novela narra el cautiverio de un noble del siglo XVI.

El protagonista es Luis María Monroy de Villalobos, un joven noble español del siglo XVI. La historia parte de su infancia en la casa familiar de Jerez de los Caballeros y llega hasta su participación en la batalla de los Gelves, en Túnez. El joven Monroy dejó escritas sus peripecias y Sánchez Adalid las halló en el monasterio de Guadalupe, donde se conservan varios Códices de cautivos . El escritor afirma que él mismo quedó "cautivo de una de las épocas más interesantes de la historia de España" y decidió recoger la historia para escribirla.

ENTRE DOS EPOCAS

Además de las peripecias del joven, El cautivo muestra cómo era la vida en esa época a caballo entre la Edad Media y la Moderna. Sánchez, que siempre realiza una gran labor de documentación para escribir sus libros, ilustra aquí sobre los usos de la vida cotidiana tanto del pueblo como de los aristócratas.

El lenguaje utilizado remite a las obras literarias de la época por su clasicismo y su riqueza de vocabulario y aunque la prosa es de estilo extremado, nunca abruma al lector.

La novela describe el cautiverio por el que pasó Monroy. En aquel siglo todavía era costumbre convertir a los prisioneros de guerra en esclavos y se les podía explotar, vender o pedir rescate por ellos. Sánchez recordó que Cervantes fue uno de los que pasó por ello tras la batalla de Lepanto pero no consideró "prudente" incluirlo en su historia.

El autor hace que convivan en El cautivo personajes tano ficticios como reales. Entre los de carne y hueso figura, por ejemplo, el emperador Carlos V en su etapa final, antes de retirarse al monasterio de Yuste. Sánchez, que no acepta el hecho de que su vocación comporte que sus novelas sean de índole religiosa, avisó de que en el libro "pasan cosas políticamente incorrectas pero no se juzga a nadie porque no se puede escribir esa realidad con los ojos del siglo XXI sin caer en el pastiche".