"Considero que la mía ha sido una designación justa y acertada. Soy pintor consorte". El abogado Juan Antonio Cremades justificaba ayer con esta humorada alegre su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Luis de Zaragoza, en la misma sala en la que inauguraba su esposa, la pintora Mercedes Gómez Pablos, una exposición de paisajes urbanos e interiores en el museo Pablo Gargallo.

Y esa cualidad de "pariente de artista" sirvió al nuevo miembro para encarrilar su discurso sobre Pierrette Gargallo, la hija única del artista maellano, (obra no catalogada, del año 1922, bromeó de nuevo el ponente) y "la que ha hecho de un gran escultor aragonés, un artista universal". Ella le escuchaba con el brazo en cabestrillo.

Juan Antonio Cremades, que sucede a Joaquín Ferrer como académico por Barbastro, licenciado en Derecho en 1960 en París, y doctorado en 1968, tiene despacho abierto en París y Madrid, ciudades en las que dice sobrevivir, mientras que es en Roda donde vive. Entre 1977 y 1980 presidió la Cámara de Comercio de España en Francia y en 1993-95 en la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de París.

La Presidencia de la academia puntualizaría finalmente, en tono grave, que "no se le ha elegido a usted por ser consorte de artista, sino que, por sus méritos le necesitamos como letrado asesor en casos como el de quienes disputan nuestra sede social".

El archivero bibliotecario, Wifredo Rincón, como introductor, destacaría entre los méritos de Cremades (hijo predilecto de Zaragoza, caballero de la Legión de Honor, Miembro de la Orden de San Raimundo...), "su sentido de la amistad, que nos ha hecho próximas las vidas de Pablo Gargallo, su esposa Magali y su hija Pierrette".

Y allí estaba su discurso para confirmarlo: Recordó Cremades las impresiones infantiles de Pierrette, el retrato inédito que ella hizo a los 8 años de su padre de espaldas ante el caballete, con boina y "tomando apuntes de una señorita a la que un calentador eléctrico permite aguantar inmóvil desprovista de ropa".

Y explicó Cremades los recuerdos de Pierrette acompañando a sus padres en el último viaje a Barcelona para decorar la plaza de Cataluña y la fatiga de aquel artista que murió en Reus tras haber cogido frío en un coche. Y los años malos, en los que Magali, la viuda, ayudaba a los españoles de un campo de concentración y "la escalofriante carta de su madre en la que le pide que vaya a ver a Picasso para pedirle ayuda". La visita fue en vano.

La hija de Gargallo estudió arte en París, pero llegó la guerra. Internada con su madre en otro campo de concentración, daba clases de dibujo y lograron ser expulsadas a España. Las exposiciones de la joven artista en Barcelona, la supervivencia y la vuelta a París en 1947. Cómo descubrieron las obras embargadas del padre en los sótanos del Petit Palais y cómo emplearon las dos todo su empeño en impulsar exposiciones del artista. Magali murió en 1959. Le quedaba una ardua lucha a Pierrette que le ha llenado la vida.