Tengo libros de ensayos y de política, pero este es mi primera obra de ficción. Surgió la idea al enterarme por la prensa que había muerto el científico que había aplicado el método del Carbono 14 a la Sábana Santa de Turín para datarla. Sus conclusiones no le daban más de mil años de antigüedad, por lo que no podía ser el auténtico sudario con el que los evangelios cuentan que José de Arimatea envolvió el cadáver de Cristo. A la vez, la sábana llevaba polen de Palestina de hace dos mil años. Me acerco al tema con respeto, independientemente de que sea o no una auténtica reliquia. Sus peripecias históricas son las que me interesan.