DIRECTOR Mike Figgis

INTERPRETES Dennis Quaid, Sharon Stone

PAIS EEUU AÑO 2003

CINES Augusta, Mola, Warner

En la primera secuencia de La casa , una película de mansiones misteriosas al uso, la ejecutiva agresiva interpretada por Sharon Stone viaja con su jefe para asistir a una reunión importante. El hombre le sugiere pasar la noche juntos si desea ascender en la compañía. Pero hablando por teléfono móvil con su marido, el ajetreado Dennis Quaid, escucha en la distancia el accidente que está a punto de costarles la vida a sus dos hijos.

Conclusión: la ciudad es demasiado estresante. Por esta razón deciden comprar una vieja y abandonada, pero a la vez esplendorosa a las afueras. El cambio será drástico, y no sólo por el paso de la vida ciudadana al aislamiento campestre.

La vivienda en cuestión pertenece a una familia más bien inquietante, cuyo último descendiente, Stephen Dorff, acaba de pasar una larga temporada entre rejas. El personaje, de modos chulescos y brutos, quiere recuperar lo que es suyo. Primero se gana la confianza de la pareja y después empieza a hacer de las suyas.

Huelga decir que lo que viven Quaid y Stone resulta bastante más estresante que todo lo que podía pasarles en la gran ciudad. También huelga decir que el filme no brilla precisamente por la originalidad de sus planteamientos.

A ello hay que sumarle un Stephen Dorff más desquiciado de lo que demanda su personaje y una Sharon Stone absolutamente perdida. Sólo Quaid y, en las breves escenas en que aparece, Juliette Lewis, aguantan el tipo y dan cierta entidad a sus respectivos personajes. Pero lo peor de todo es la nula convicción con la que el otrora experimental Mike Figgis, autor de varios juguetes cinematográficos recientes de dudosa vanguardia --Time code, Hotel --, vuelve al cine comercial. Ni tensión, ni misterio, ni tan siquiera golpes de efecto pasables. La casa aburre hasta a los cimientos de la ídem.