Pamplona es la ciudad que vio nacer a Tadea Lizarbe hace 30 años. Estudió Terapia Ocupacional en Zaragoza, donde también fue jugadora del Mann Filter durante dos temporadas. Aquí comenzó a escribir para quitarse de encima las dudas que le provocaba vivir sola en una ciudad que no conocía. El resultado de aquello fue Comiendo sonrisas a solas, una novela que fue finalista del prestigioso premio Planeta. Hace ya un mes presentó su segunda obra, La ordenada vida del doctor Alarcón, un thriller «de suspense psicológico», según ella explica.

-¿Cómo resumiría su novela sin desvelar los misterios propios de este género?

-El resumen es su protagonista. El doctor Alarcón es el eje de toda la novela. Es un médico de atención primaria con un cociente intelectual de 160 y que ve a todos los demás mucho más tontos que él. Y eso le lleva a creer que tiene la verdad absoluta sobre todo, por lo que cree que no tiene que hablar con nadie. Entonces empiezan a aparecer una serie de personas, sucesos y asesinatos que le obligan a tener que relacionarse con los demás y es cuando su vida se revoluciona. Además, está escrito en primera persona, por lo que conocemos cómo es él por dentro y qué es lo que siente en cada momento.

-El resto de los personajes también hablan con el lector en primera persona.

-Sí, utilizo las voces de los personajes secundarios como una manera de que el lector conozca cosas de Manuel Alarcón que él mismo desconoce.

-Esto llega a generar angustia en el lector ya que uno no puede advertir al doctor Alarcón sobre peligros que detecta.

-Esa era justo mi intención. Quería que el lector sintiera esa sensación en la que te dices a ti mismo ‘pero espabila que lo que pasa es esto, lo tienes delante y no lo ves’. Pero el libro también tiene mucho humor y mucha ironía.

-Aunque no está diagnosticado, el protagonista tiene síntomas de ser asperger. ¿Están estigmatizadas estas enfermedades?

-Completamente. Todo el mundo rechaza los problemas de la salud mental por miedo. Yo trabajo con ello y jamás me he sentido agredida o atacada. El binomio de salud y enfermedad es siempre el mismo sea una enfermedad mental o física. En un momento concreto podemos caernos y rompernos una pierna o igual de fácil podemos caer en una depresión. Es en esa línea entre lo que es salud y lo que es enfermedad donde se mueve Manuel Alarcón. Y eso es lo que da miedo.

<b>-¿Cómo influye su profesión de terapeuta en sus novelas?

</b>-Las personas con las que trabajo me han aportado mucho. Siempre les digo que para mí son un ejemplo, porque batallan en la trinchera de una guerra en la que todos podemos caer cuando sea.

<b>-Es una mujer joven y deportista. ¿Habrá tenido que luchar contra muchos estigmas?

</b>-Sí. No entiendo porque parece incompatible el deporte y la cultura. El deporte aporta muchas cosas buenas y no tenemos que estigmatizar al deportista como gente tonta. No tiene que ver una cosa con la otra, es más, el deporte te enseña muchísimo. A mí el baloncesto me enseñó estrategia, tolerancia, a gestionar la frustración…<b>-¿Y la edad?

</b>-A ver cuando deja de tener importancia el año en el que uno nace y me otorgan ya el grado de la experiencia. Lo que importa no es la edad sino lo que has vivido.

<b>-¿Teme defraudar después del éxito de su primer libro?

</b>- Siento responsabilidad sí, pero es una novela muy diferente. Espero que sorprenda.