Desierto era y en eso se quedó. Tras más de veinte horas non stop , la décima edición de Monegros Desert Festival cerraba ayer sus puertas hasta el año que viene. Y ha supuesto todo un éxito. La cita del 2004 ha cumplido con todas las expectativas. Los cambios llevados a cabo en cuanto a infraestructuras, la mejora y ampliación de los servicios ofrecidos y el gran cartel por el que se ha apostado este año, han conseguido que el festival de música electrónica más importante de España no defraudara. Y es que, el Monegros Desert Festival de este año, no ha sido uno más, ya que tras este fin de semana, Monegros se reafirma como un acontecimiento puntero y de calidad, de obligada visita para los amantes de la buena música y para todos aquellos interesados en escapar de la rutina.

Los problemas de años pasados quedaron atrás. En esta ocasión, la caravana para acceder al recinto fue mínima. Cuando la hubo. Y eso que, según la organización, se retrataron en taquilla 35.000 personas, 8.000 más que el año pasado. Una burrada. La colaboración de la Guardia Civil en los accesos al mundo de Monegros, y el trabajo del amplio equipo de seguridad del propio recinto, se encargaron de que la jornada transcurriera sin percances que lamentar.

Pero la protagonista de la jornada de ayer fue la música. La carpa San Miguel y el hip hop se convirtieron en el principal centro de atención hasta que cayó la noche. Monegros se comenzaba a calentar con las crudas rimas de artistas como Tote King, SFDK o Violadores del Verso, que una vez más supieron encandilar al público gracias a su magistral directo.

Los demás escenarios tardaron muy poco en abarrotarse con los miles de jóvenes que no cesaban de llegar. Especialmente concurrido estuvo el Open Air , que a las 19:30 ya temblaba con los ritmos electrónicos de Angel Molina. Desde entonces, y ya hasta el final, su superficie se mantuvo ocupada al 100%. Mucha calidad había de pasar por su cabina.

RITMO

Pasada la media noche, Dave Clarke asombraría a los presentes con la marchosa y depurada técnica de su directo. Tras él, el demoledor showman de Chicago dj Rush, y dos parejas de ases: los ingleses Ben Sims y Mark Broom, y los eslovenos Umek y Kanzyani, que disfrutaron como niños desgastando las zapatillas de sus seguidores. Como postre o más bien como sentencia, Oscar Mulero y Marco Carola. Mulero, fiel a su estilo, se mostró implacable y se apoderó de las mentes de los miles de espectadores a base de un despiadadohard techno .

La carpa San Miguel vivió una jornada inolvidable. Los pesos pesados del cartel no defraudaron, y menos, los belgas Front 242, que al llegar las 2 horas de la madrugada fascinaron a su público con la rabia del sonido industrial que ofrecieron en un brutal directo. Tras su actuación, el disc-jockey canadiense Richie Hawtin, incomprendido e incluso abucheado por el público, ofreció un memorable set, en el que apostó por las bases del minimalismo, y demostró que otra música es posible.

La rigurosa sesión de Surgeon y Regis, conocidos como British Murder Boys, y la de la imparable pinchadiscos canadiense Misstress Barbara, que puso la pista de baile patas arriba, fueron el broche de oro para este nuevo escenario, y prácticamente para el festival.

La décima edición ha concluido, y se puede afirmar que ha sido un éxito. Todas las dudas que pudieran haber surgido tras la novena edición, son historia. La cita en Monegros seguirá dando que hablar, y que soñar. El año que viene más, aunque será difícil que mejor.