Lázaro Carreter agradecía en una carta el 16 de septiembre de 1990 que se hubiera dado su nombre al centro cultural: "Magallón me ha dado mucho más de lo que merezco. Por eso trasladé el homenaje a mis padres y abuelos; ellos sí eran representativos de muchos magalloneros admirables, lleno de tesón y valentía, no para remontar su pobreza, pues no salieron nunca de ella, sino para impulsar a los suyos a más..." Allí está "la casa de donde pasé temporadas en mi niñez, con la hermana de mi madre, casada con Domingo Ladaga, barbero y practicante, hijo del señor Sebastián, zapatero remendón de la villa. Y cómo me negaba a volver a Zaragoza, con enérgica rebeldía, porque yo quería vivir siempre en Magallón"