John Wagner lloraba muy emocionado el jueves cuando los Premios del Salón del Cómic de Zaragoza le hicieron subir al escenario para rendir homenaje a Carlos Ezquerra, un «amigo» con el que creó al Juez Dredd. Con mayúsculas. Pero no es amor de amigo cuando dice que Dredd y Estroncio han llegado a nuestros días en plena forma «porque los diseñó Carlos Ezquerra, era un fantástico creador de personajes». Así de claro fue ayer el guionista en la entrevista pública que protagonizó en la primera jornada del Salón del Cómic de Zaragoza en la que se mostró amable y accesible para todo el mundo.

«Él (por Ezquerra) siempre sabía lo que hacer. Su dibujo lo tenía todo, cuando lo veías ya lo sabías todo del personaje y no existen muchos artistas que puedan hacer eso», aseguró Wagner que recordó cómo les costó encontrarlo. «Habíamos visto los dibujos pero no sabíamos quién era el artista que los había hecho porque entonces no se firmaban e íbamos preguntando si alguien conocía al autor. Al final, cuando dimos con una persona que lo conocía, me dijo que no nos lo iba a presentar porque nuestra revista solo iba a durar seis meses y no quería que Carlos Ezquerra se quedara sin trabajo», empezó a narrar Wagner que prosiguió: «Así que para convencerle tuve que prometer que no se quedaría nunca sin trabajo aunque no sé cómo pude hacer una promesa así... De hecho, esa es la razón por la que estuve 45 años escribiendo personajes para Carlos», dijo el guionista.

HUMANIDAD SOMBRÍA

Wagner no eludió tampoco el tema de una humanidad sombría tal y como ellos predijeron en tiempos de Margaret Thatcher: «Sentimos haber tenido razón aunque nosotros solo queríamos crear un ambiente de distopía... Si no somos capaces de cooperar y parar los desastres que se están creando, no habrá futuro. Debemos estar todos juntos para pedir a los gobiernos una vida mejor», dijo un Wagner que llegó a decir que en esta época de brexit, Gran Bretaña necesitaría un superhéroes como «un nuevo Jesucristo, alguien que tuviera mucho poder».

Wagner ha trabajado tanto para el mercado británico como para el estadounidenses y no tuvo dudas ayer en establecer una diferencia notable: «En Gran Bretaña son más amables mientras que en Estados Unidos te utilizan mientras les sirves y cuando ya dejas de hacerlo, te tiran a la basura». Sin embargo, Wagner llegó a trabajar en Hollywood («desde el primer momento que llegué solo quería volver a casa», dijo ayer) y una de sus novelas gráficas, Una historia de violencia, fue adaptada al cine por David Cronenberg: «No me gustó la película porque el final tiene mucha menos violencia que en mi historia... supongo que tuvieron miedo pero creo que es algo que podrían haberse imaginado con el título de la misma, ¿no?», explicó un Wagner que sobre Cronenberg dijo que «hasta casi el final del rodaje» no se enteró que la película que estaba haciendo había surgido de un cómic del británico.

También habló sobre su experiencia con personajes como Batman y Aliens, entre los que se queda claramente con el primero: «Había mucha más flexibilidad porque Aliens, una vez realizada la primera película, ya estaba todo contado, no había mucho más que hacer», aseveró con rotunda sinceridad el guionista que se mostró encantado de conocer «la tierra de Carlos».