El festival dedica un porcentaje de sus ingresos a los niños pobres, pero su lema solidario, Por un mundo mejor, se plasmó en una serie de mensajes que podían confundir.Por un lado, el empresario brasileño Roberto Medina, director de Rock in Río-Lisboa, protagonizó, a través de la pantalla de vídeo, un pomposo parlamento sobre las injusticias sociales que se dan en la actualidad. En esta alocución se fundieron mensajes de Martin Luther King, el Dalai Lama y hasta Pitágoras. A continuación tomó el relevo una implacable batería de anuncios televisivos de telefonía móvil.