«Desde que escribo columnas, mi vida ha cambiado. Sutilmente tal vez, pero ha cambiado». Así comienza Roberto Malo su columna-capítulo titulada Columnitis aguda en Columnitis agudaMalas firmas Y es que este prolífico autor, que abunda en el relato como buen cuentacuentos, pero también es animador cultural y ha escrito guiones para cómics, se encontró con una encomienda que nunca se había planteado, colaborar semanalmente en un diario. «Cuando me lo planteó el director, Nicolás Espada, en principio me dio un subidón de autoestima, pero también me hizo pensar pues soy todo lo contrario a un periodista, soy muy despistado, no me fijo en los detalles y siempre he basado mis escritos en la imaginación».

Pero como bien describe en Columnitis aguda, el obligarse a encontrar un tema semanal le llevó a mirar lo que le rodea «con otros ojos, con otro talante, quizá anhelando, inconscientemente, el tema para mi siguiente columna».

Lo que sí deja claro es que su nueva faceta le entusiasmó desde el principio. «Era un reto, contar una historia semanal me motivaba. Era algo que hacía de joven, proponerme escribir un relato cada semana, cosa que luego dejé de hacer. Y era como retomar aquel ejercicio del pasado».

Malo dice que no podía escribir de temas políticos, ni profundos artículos de opinión, «pues quién soy yo para opinar», pero fue precisamente la total libertad que se le ofreció desde el diario lo que le ilusionó y lo lanzó a ese ejercicio «de buscar la anécdota que encienda la chispa». Y afrontó cada columna con su vocación de cuentista para relatar, como si de una aventura semanal se tratara, todo aquello que acontecía a su alrededor «de una forma divertida, con cierta ironía a veces, introduciendo alguna reflexión, recuerdos o incluso haciendo metaficción, como cuando hablo de las columnas dentro de las columnas», dice.

Y así encontramos escritos en los que cuenta cómo se ve el propio autor firmando libros, numerosas referencias cinematográficas -«soy muy cinéfilo»-, pero también retransmisiones radiofónicas del Real Zaragoza -«pues es curioso ver cómo cambia el ambiente en la ciudad si el equipo gana o pierde»-, homenajes a personajes fallecidos como José Luis Cuerda, Aute o al dibujante Mordillo, la gala de los Goya, las rebajas de enero... de tal forma que, lo que han sido columnas sueltas adquieren una continuidad que refleja cómo ha ido transcurriendo el año y cómo el autor ha vivido las distintas situaciones.

«La verdad es que funcionan muy bien como diario, hay una continuidad que permite ver las cosas que han pasado; es como un libro de relatos muy personal, una novela autobiográfica en la he hecho, como digo en el libro, un striptease emocional, y que además me ha permitido dar nueva vida a esas columnas en las que queda reflejado el paso del tiempo», cuenta Malo.

La última de las 60 columnas o capítulos se titula Mil gracias y está dedicada a Les Luthiers, «se publicó el 7 de marzo, y al siguiente sábado comenzó el confinamiento por lo que fue un buen momento para acabar la recopilación. Las siguientes ya hablan más de estos meses de pandemia, por lo que incluso están más hilados», dice pensando en un nuevo volumen de estas Malas firmas que, con el tiempo, se volverán a leer de otra manera.